Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

sábado, 15 de febrero de 2014

Los dinosaurios también tienen sentimientos


Colección Dinosaurios
Brian Moses – Mike Gordon
Anaya. Madrid, 2013
           


Bien es sabido que a través de la ficción es cómo se accede a los conocimientos que más importan. Ese es el significado y la función de los cuentos tradicionales, contados de generación en generación para transmitir de la manera más precisa y profunda el saber de la tribu, un legado del que forman parte los valores, las creencias y por supuesto los miedos que deberán aprender y asumir como propios los jóvenes para sentirse miembros de la comunidad a la que pertenecen. Las fábulas, las parábolas y la poesía han cumplido siempre con esa misión, sirviéndose para ello de las metáforas que, al esquivar nuestras resistencias más racionales, logran tocar directamente nuestro lado emocional y provocar, de esta forma, los cambios profundos que se propone el relato. Con ese propósito siempre se ha echado mano de elementos irracionales, tramas fantásticas y personajes no humanos. De ahí que no nos extrañe que los cuentos habitualmente tengan como escenario un tiempo y un paisaje no reconocibles, casi siempre habitados por animales que hablan.
Pero los tiempos cambian y, aunque el fin de los cuentos no puede variar sin desvirtuar su función, algunos contextos y personajes se esfuerzan por amoldarse a los gustos e intereses de los pequeños lectores de ahora. Donde antes aparecían lobos malvados, hormigas hacendosas y zorras astutas, ahora aparecen dinosaurios que tienen sentimientos. Así, la editorial Anaya presenta la colección Dinosaurios, cuatro cuentos con los que pretende de “una forma divertida y desenfadada analizar distintos sentimientos y actitudes que los niños y las niñas deben aprender a superar”.
“Pedro Preocupadáctilo” se pasa la vida preocupándose por todo: por no ser capaz de volar o aterrizar como lo hacen los otros dinosaurios o por si no vuelve a amanecer cuando oscurezca. Hasta que su madre le propone algo que le ayudará a despreocuparse de sus preocupaciones.
“Emma Enfadosauria” siempre está enfadada por algo: por no ver lo que quiere en la tele, por los regalos que recibe su hermano o por no ganar en los juegos. Pero ese mal genio se puede solucionar si sigue los consejos de sus padres.
“César Celosaurio” tiene los ojos verdes de lo celoso que se siente. Tiene celos de su hermano, de sus amigos, de sus primos, de todo el mundo. Entonces su padre le da una lección para que sus ojos no se le pongan tan verdes.
“Greta Gruñosauria” siempre está gruñendo. Desde que se levanta hasta que se acuesta. De las comidas que le prepara su madre y hasta de sus juguetes. Pero un día, después de un suspiro desesperado de su madre, consigue sonreír.

Con divertidos textos de Brian Moses e ilustrados con atractivos dibujos de Mike Gordon, estos cuatro libros destinados a los primeros lectores cumplen con su vocación decididamente didáctica, incluso terapéutica, podríamos decir, pues pueden ayudar a que algunos pequeños se enfrenten a través de la ficción a algunas maneras de ser que les provocan problemas con su entorno. A ello también contribuyen unas “Notas” finales para padres y profesores, donde se plantean algunas actividades para realizar a partir de la lectura de los cuentos. De esta forma, preocuparse o tener celos en exceso, gruñir o enfadarse por todo, son sentimientos y actitudes que los niños deben aprender a superar para sentirse plenamente miembros de la comunidad a la que pertenecen.


(Publicado en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 15 de febrero de 2014)

           


No hay comentarios:

Publicar un comentario