Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

viernes, 21 de abril de 2023

La prosa deslumbrante de Dylan Thomas

 

Cuentos completos

Dylan Thomas

Nórdica, 2022

 




               Seguramente, Dylan Thomas (1914-1953) sea el paradigma, junto a otros autores que se nos vienen enseguida a la cabeza, del escritor que envuelve su vida y su obra en esa nebulosa leyenda que a menudo despierta en los lectores un raro sentimiento de fascinación y sospecha. Una biografía en la que su inicial cuestionamiento de la autoridad académica, sus sucesivos trabajos como periodista, guionista radiofónico y cinematográfico, su singular talento como orador y bardo, sus continuos apuros económicos, su caída en el alcoholismo y las oscuras circunstancias que rodearon su muerte -junto a sus célebres últimas palabras que dicen que dijo-, contribuyen a alimentar esa suerte de heterodoxia de la que también es deudora su obra. 

Así, tanto sus poemas como sus relatos reunidos por primera vez en castellano en esta espléndida edición de Cuentos Completos (Nórdica, 2022), comparten esa misma cualidad transgresora, donde el lenguaje no es sólo un medio para expresar el pensamiento y las emociones del escritor, su agitada existencia o la trama de una historia, sino, más aún, el vehículo que sirve por sí mismo para desvelar nuestro mundo poblado de sombras. Es la propia belleza de las palabras que de forma milagrosa consiguen juntarse (“la carne de la voz de trueno”; “escarcha oscura como la muerte florecida”), la que inquieta al lector en los relatos iniciales de Hacia el comienzo, los primeros que Dylan Thomas escribió en su juventud y que, atravesados por una suerte de surrealismo lírico, revelan en los textos en prosa toda la fuerza simbólica que el autor también despliega en su obra poética. Basta adentrarse en los magníficos cuentos Después de la feria, El árbol, El niño en llamas o El final del río para sentir ese oscuro aliento de lo inesperado con que Thomas nos acecha en cada página. El segundo bloque, agrupados bajo el paródico título joyceano Retrato del artista cachorro, reúne una serie de relatos sobre su infancia, adolescencia y juventud en su pueblo de Swansea (Gales), cuentos donde el humor -y seguramente también la imaginación- le sirven a Dylan Thomas para celebrar ese pasado y, de paso, condenarlo. Como muestra, Una visita al abuelo, relato en el que se solemniza el misterio de lo cotidiano. El volumen se completa Con otra piel, conjunto donde también se incluye una narración autobiográfica, y un Apéndice en el que se puede leer el cuento Melchor, Gaspar y Baltasar, con las correcciones que el propio autor hizo en la revisión del manuscrito.

               Algunos de los cuentos son historias escritas originalmente para la radio y la televisión, pero en todos ellos palpita esa emoción que parece proceder del más allá, de un ámbito donde las sombras -“este pozo de lujuria furtiva absorto en la polvareda del diablo”- nos perturban con una prosa deslumbrante, esa que puede condensarse en la expresión “Todos somos metáforas del ruido de la forma de la forma del ruido”, desde el mismo inicio de los cuentos –“Dijeron que Rhys Rhys estaba prendiendo fuego a su bebé”- hasta su desasosegante final –“gritó el niño en llamas y la colina iluminada replicó en consonancia”. Es obligado resaltar la impecable, brillante traducción de Miguel Martínez-Lage, así como la lúcida presentación de Manuel Vicent.

(Publicada en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 21 de marzo de 2023)

viernes, 3 de marzo de 2023

Veinticinco años de un maestro del cuento

 


La memoria de los crisantemos

José Ignacio García

Castilla Ediciones. Valladolid, 2022



               José Ignacio García (San Sebastián, 1965) celebra sus veinticinco años como narrador con el libro de cuentos La memoria de los crisantemos. Para ello toma como referencia el proyecto Contamos la Navidad (Premio de reconocimiento cultural “La armonía de las Letras”, 2015), del que ha sido fundador, coordinador y participante en sus catorce ediciones. Su larga trayectoria como escritor de cuentos -entre ellos el volumen Entre el porvenir y la nada (Premio Miguel Delibes de Narrativa, 2009)-, impulsor de varias antologías colectivas -la última la celebrada Cuentos pendientes, 43 voces del cuento castellano y leonés del siglo XXI (2021)- y director de la colección Cuentenario Narrativa de Castilla Ediciones avalan las cualidades de este conjunto de cuentos enlazados con el tenue hilo de la Navidad. Y digo tenue porque -digámoslo ya desde el principio- el motivo navideño que de alguna u otra forma aparece en todos los relatos, no es más que una especie de pretexto ambiental -temporal, pero también espacial por lo que tiene de ornamento o atrezo- en unos cuentos que, salvo unos pocos, bien podrían tener como escenario cualquier época del año. 

               En consonancia con el aniversario que se celebra, La memoria de los crisantemos (Castilla Ediciones, 2022) reúne veinticinco cuentos de muy diversa factura, de manera que la heterogeneidad de temas y la variedad de los recursos narrativos no hacen más que enriquecer el conjunto. Así, nos encontramos en La vecina del pezón tímido -primer título de la serie- con la misteriosa sensación de que la pasión vivida entre las paredes de una casa persiste en otros cuerpos que posteriormente la habitan; en Helados en agosto, con la venganza contada desde una mirada infantil cargada de agravios; en Una sonrisa para mis lágrimas, con una poética relación de pérdidas en torno al exilio cubano; en Una sentencia de muerte, segura, con los azares que pueden conducir a un final trágico; en La nevada, con un relato de iniciación en la emocionada noche de los Reyes Magos; en El mendigo elegante, con la necesidad de contar -como en las Mil y una noches- para que un rico endeudado pueda salvar su Navidad; en Ella y él, con una historia de amor y jazz donde ella le devuelve a él por un instante los sueños perdidos; en La memoria de los crisantemos -último relato del libro-, con el homenaje que el propio autor hace a uno de sus escritores más admirados.

En fin, un volumen de cuentos que cuentan más de lo que esta breve reseña sólo puede apuntar, pues en cada uno de ellos se entrelazan historias habitadas por gente corriente que se desenvuelve entre los misterios del amor y la muerte, en una realidad vivida con esa emoción dolorosa o risueña que pueden despertar las pérdidas y los sueños, utilizando -según la ocasión- palabras rescatadas del mundo rural o la sonora cadencia de la prosa cubana, diálogos bien trazados, el punto de vista infantil o la mirada irónica de quien cuenta su propia muerte. Historias de vidas que provocarán en cada lector la sonrisa cómplice o la mueca desdeñosa, donde a menudo las apariencias engañan o el final queda abierto como un libro, proponiendo así un abanico de sugerencias que no hacen más que mostrar una vez más a José Ignacio García como un maestro del cuento.


(Reseña publicada en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés el 3 de marzo de 2023)


 

 

sábado, 4 de febrero de 2023

El paraíso bajo los pies de las madres

 


Mi casa está donde estoy yo

Igiaba Scego

Nórdica, 2023

 


En estos tiempos en los que tanto se habla de la llamada autoficción, subgénero tan celebrado como demuestra la concesión del último Premio Nobel a Annie Ernaux o del Princesa de Asturias de 2021 a Emmanuel Carrère, y tan denostado que hasta estos mismos autores reniegan de la propia existencia de tal categoría, es de agradecer que todavía algún autor se atreva a escribir esa suerte de autobiografía ficcionada que tiende a alejar a ciertos lectores, aquellos que buscando una novela pura y dura no quieren que le den gato por liebre, pero también aquellos a los que les gusta acceder a la verdad verdadera de la vida del escritor que escribe el libro que están leyendo.

El valor de adentrarse en ese terreno tan pantanoso lo ha tenido Igiaba Scego (Roma, 1974), autora italiana que ha querido contar desde la primera persona su propia experiencia y la de su familia como exiliados procedentes de Somalia. En Mi casa está donde estoy yo (Nórdica, 2023. Traducción de Blanca Gago) se sirve de un particular mapa donde va marcando los lugares más personales de su vida en Roma -El Teatro Sistina, El obelisco de Aksum, la Estación Termini, El Trastevere o el Estadio Olímpico-, espacios propicios para trazar episodios de la memoria individual y colectiva: la época del colonialismo italiano bajo la implacable bota de Mussolini, las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, la guerra civil somalí, las costumbres y rituales de su país de origen o las vicisitudes de la llegada de su familia a Italia. A partir de ahí Igiaba Scego -autora de cuentos, artículos y novelas aún inéditas en español- relata la historia de su familia estrechamente relacionada con los acontecimientos que les tocó vivir, lo cual le sirve al lector para conocer de primera mano ciertos aspectos del colonialismo y de la realidad africana que habitualmente son silenciados en la literatura occidental. Y este es el mérito de este ensayo autobiográfico o autoficción o novela o como lo queramos llamar, el de utilizar los mecanismos de la “literatura del yo”, partiendo de la propia experiencia reelaborada con los artefactos de la ficción, para mostrar un conocimiento individual que también es colectivo. Así, haciéndose eco de la memoria personal y familiar-por definición siempre fragmentada e imprecisa- de sus primeros veinte años de vida, Igiaba Scego nos transmite el “caos somalí que la sacudió de niña” y los cambios que se produjeron en Italia en el último cuarto del siglo XX, acontecimientos que contribuirán a la construcción de esa extraña identidad –“Soy italiana y a la vez no lo soy. Soy somalí y, a la vez, no lo soy”-, dilema al que la autora sólo puede responder contando su propia historia, aquella que en este libro se sustenta en el dicho musulmán según el cual “el paraíso se encuentra bajo los pies de las madres”.



(Reseña publicada en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 4 de febrero de 2023)

viernes, 27 de enero de 2023

La belleza de lo misterioso

 Solo triste de oboe

Yolanda Izard

Castilla Ediciones. Valladolid, 2022



Es de común acuerdo que todo escritor que se precie de serlo, aspira a ser dueño de un estilo que cualquier lector pueda reconocerle como propio, claramente distinguible de la prosa funcional -o funcionarial- que más se suele celebrar en la literatura de escaparate. La mayoría de estos escritores se conforma -y no es poco- con que el estilo que los defina se ciña a meras cuestiones formales, de manera que investigan dentro de las posibilidades lingüísticas, estructurales, espaciales o temporales del texto, pero algunos -los más osados- procuran hacerse con un mundo personal, un territorio lo suficientemente acotado y ancho que en último término sea capaz de suscitar un planteamiento moral. Yolanda Izard (Béjar, Salamanca), autora que ha cultivado con buena fortuna diferentes géneros literarios, pertenece a ese privilegiado grupo de escritores que pueden presumir de haber creado un espacio propio, no sólo caracterizado por algunos atrevimientos formales, sino más aún habitado por ciertos fantasmas de los que, al convocarlos, parece querer desprenderse. Desde la novela (Paisajes para evitar la noche, 2003; La mirada atenta, 2003; La hora del sosiego, 2021) a la poesía (entre otros Lumbre y ceniza, 2019, finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León), pasando por la minificción o microrrelato (Zambullidas, 2017), hasta el conjunto de relatos que nos presenta ahora (Solo triste de oboe, Castilla Ediciones, 2022), Izard continúa adentrándose en el enigmático universo de la infancia y de los vínculos familiares.

En los 32 cuentos que componen el volumen, la autora explora esa “conciencia arrebatada por el misterio” -explicitada en Cantar, último relato de la serie-, cruzando una y otra vez la delgada línea entre lo real y lo imaginado, entre el suelo firme de los rituales establecidos y la gravitación por lo fragmentado o huido, entre lo cercano a menudo inaccesible y un más allá que puede tocarse con los dedos, entre el artificio del tiempo presente y la verdad de las ilusiones perdidas, entre esa doble fragilidad, en fin, que se produce tanto en la vida como en la muerte. Una aparente paradoja –“Quizá es mortal la misma muerte”, se dice también en Cantar- que se sustenta en una poética trazada con los delgados pero firmes hilos de la imaginación, tan característicos de la obra literaria de Izard. Hilos que parecen hilvanar -por medio de una prosa aderezada con ciertas dosis de lirismo- sueños quebradizos antes de que se pierdan definitivamente en el olvido y ya nunca sea posible esa suspensión de la emoción que produce la lectura de este magnífico, a menudo perturbador, libro de cuentos. Un desasosiego que recoge la estela de Poe o Cortázar –“En el fondo, el cuento es la pesquisa” (cita de Cortázar en el relato Habitación propia)- para continuar indagando, desde las sombras, en la extraña belleza de lo misterioso.


Reseña publicada en el suplemento La sombra del ciprés de El Norte de Castilla. 27 de enero de 2023