Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

viernes, 16 de junio de 2023

La noche del profesor Andersen

 

LA NOCHE DEL PROFESOR ANDERSEN

Dag Solstad

Nórdica, 2023

 


               

               Entre las inevitables preguntas que el ser humano se hace cuando toma conciencia de su estancia en el mundo -¿Qué hago yo aquí?, ¿Quién soy?, De dónde vengo?, ¿A dónde voy?, ¿Qué sentido tiene la vida?, ¿Por qué existimos?, etc.-, seguramente la cuestión esencial es responder a “¿Qué debo hacer?”, y no sólo para plantearnos, como postuló Camus, el único problema filosófico verdaderamente serio -el suicidio-, sino para tratar de resolver los diferentes dilemas morales que se nos presentan a diario. A abordar algunos de estos dilemas se han prestado las grandes obras literarias -En el Quijote, sin ir más lejos, se suceden las escenas en las que al lector se le incomoda con las discutibles, a menudo estrambóticas, decisiones morales del protagonista-, dejando la mayoría de las veces el problema como irresoluble, circunstancia que, por otro lado, debe formar parte de la inexcusable naturaleza de la literatura. Esta es la línea que sigue de forma magistral La noche del profesor Andersen, del escritor noruego Dag Solstad (Sandefjord, 1941), novela en la que asistimos a las vacilaciones mentales que padece un veterano profesor de literatura de la Universidad de Oslo después de haber presenciado, de forma casual desde su ventana, a un hombre estrangulando a una mujer en el apartamento de enfrente de su casa. Sin duda el profesor Andersen, cuando se encontraba él solo pasando la Nochebuena tomando un café y una copa de coñac, ha sido testigo de un asesinato y su deber como ciudadano responsable de un país democrático es denunciarlo a la policía, pero no lo hace. No se decide a hacerlo esa noche, pero tampoco al día siguiente ni en las sucesivas semanas y meses. Hay algo que le paraliza, que le impide incluso contárselo a sus mejores amigos, a quienes precisamente visita con la intención de que le saquen de dudas. Este “pecado de omisión” le lleva a un estado de desesperación próximo a ese sentimiento de estar perdido que padecen quienes contradicen el mandato divino, porque incluso en su ateísmo el profesor Andersen sabe que “nadie puede tener su propio Dios” -lo cual valdría decir su propia moral- y ser capaz por sí mismo de librar al asesino de la obligación del castigo.                

Dag Solstad

               A esta trama central de la novela -publicada originalmente en Noruega en 1996-, que a modo de intriga consigue arrastrar al lector en su afán de saber cuál será finalmente la decisión del profesor Andersen y sus elucubraciones mentales para justificar los motivos de su insólita conducta, se le añaden algunos episodios que en la narración pueden funcionar a modo de sustanciosas -a menudo teñidas de ironía- digresiones sobre su labor como profesor de literatura experto en Henrik Ibsen –“había dedicado su vida a algo que estaba condenado al naufragio”-, la dificultad para que en la actualidad nos conmuevan las obras literarias escritas hace más de cien años –“Los estragos del tiempo corroen incluso los logros intelectuales más sublimes”-, o las pérdidas de las ilusiones de la generación comprometida de los años sesenta -representantes de un “radicalismo caduco”-, que a la postre se relaciona también con ese bloqueo mental que le lleva a caer en la indecisión.


 

(Publicado en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 16 de junio de 2023)