Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

sábado, 10 de diciembre de 2022

La felicidad de leer


Aleluyas para mi perrito Perico

Juan José Lage

Pintar Pintar, 2022



            En el ámbito educativo, a Juan José Lage se le reconoce como experto en bibliotecas escolares y en literatura infantil y juvenil. Su amplia contribución en estas materias es visible en los seis libros que ha publicado al respecto -el último su reciente título Animación a la lectura: diez principios básicos (Laberinto, 2022)- y, sobre todo, por ser el fundador y director de la revista de LIJ Platero, que obtuvo en 2007 el Premio Nacional al Fomento de la Lectura y que continúa en la actualidad distribuyéndose -con periodicidad bimestral- de forma gratuita por los centros escolares de Asturias y por otras instituciones del resto de España. A esta labor divulgadora -plasmada también en artículos e intervenciones en diferentes medios- se une ahora su facultad como poeta, que, lejos de sorprendernos al parecer una faceta apartada de su especialidad, nos reafirma más en su compromiso con la animación a la lectura, pues estas “aleluyas” dedicadas a su perrito Perico constituyen, además de un íntimo y tierno homenaje a su mascota y a todos los perros en general, una herramienta para que los pequeños vayan cogiendo el gusto por la lectura. Así, estas sencillas -que no simples- rimas podrán ser recitadas en voz alta por los adultos -o por los propios niños y niñas cuando ya sepan leer- para que disfruten de la sonoridad de las palabras, del ritmo de las frases, de la música que puede encerrar un texto literario. Con ello se cumplirían algunos de los principios que el propio Lage desarrolló en su último libro citado anteriormente: excitar la curiosidad y despertar sensibilidades, crear el hábito de la lectura a edades tempranas, dar importancia de la narración oral y de la lectura literaria, ser ejemplo y modelos de lectores o educar en la libertad y la diversidad. Además de contribuir a que los pequeños lectores se acerquen a la lectura, en el texto se destaca el amor a los animales, la importancia de la adopción, las obligaciones que se deben contraer con las propias mascotas, la necesidad de ser respetuosos en sus cuidados o el recuerdo de algunos perros que aparecen en la literatura. Pero, con todo, lo más atractivo de estos versos es el placer risueño que produce su lectura. Risueño porque -en la línea de su admirada Gloria Fuertes- el lenguaje de los pareados, en los que no se priva de incluir palabras tenidas por malsonantes, destila ese peculiar humor que tanto gusta a los niños. De esa divertida emoción -bien acompañada por las coloridas ilustraciones de María Ortiz- surge la felicidad de que los pequeños se animen a seguir leyendo.

(Publicada en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Asturias. 10 de diciembre de 2022)

 

  

jueves, 1 de diciembre de 2022

Libertad interior y sumisión confortable

 ¡No al totalitarismo!

Boris Cyrulnik

Gedisa, 2022



La biografía personal y profesional de Boris Cyrulnik es la sólida base sobre la que se sustenta este sugerente libro. Como neurólogo, psicoanalista, psiquiatra y etólogo, proporciona todo su bagaje para alumbrar, desde el conocimiento científico, la tesis que desarrolla en este ensayo, aquella que señala la imperiosa necesidad de establecer un vínculo de apego seguro y duradero, constituido en los primeros mil días de la vida del bebé, para emprender el anhelado camino de la “libertad interior”. Como judío que sufrió desde su infancia la persecución que, propugnada por el delirio antisemita, llevó a cabo el totalitarismo nacionalsocialista, aporta su experiencia vital para trazar una plausible visión sobre la “sumisión confortable”. Así, estos dos conceptos –“Libertad interior y sumisión confortable”, con los que se subtitula un libro cuyo título “¡No al totalitarismo!” sería más apropiado, dicho sea de paso, para un encendido panfleto que para un ensayo serio y riguroso como es el caso que nos ocupa- se imbrican desde esa doble perspectiva personal de un autor reconocido por sus pioneros estudios sobre la resiliencia. 

Boris Cyrulnik

Boris Cyrulnik se sirve de la pensadora Hanna Arendt para retomar su idea de la “libertad interior”, esa deseable cualidad que se pierde cuando no se puede comparar ni pensar por uno mismo, y que tendría como consecuencia la “banalización del mal”, controvertido concepto que debe entenderse como el placer del funcionario -personificado en la figura del oficial nazi Adolf Eichmann- para hacer bien el trabajo rutinario que se le ha encomendado, en su caso, limpiar la sociedad alemana de la mancha judía. A este acto aparentemente trivial, desvinculado de sus trágicas consecuencias, conduce de forma inevitable la ausencia de un pensamiento personal que pudiera cuestionar el conjunto de opiniones y creencias obvias que ha ido estableciendo el grupo al que uno pertenece. Es entonces cuando triunfa el dogmatismo, a través de la confluencia de identidades compartidas -personal y grupal- que se han ido construyendo en la interacción de unos afectos despersonalizadores, sometidos a una representación completamente alejada de la realidad. Es la llamada “lógica del delirio o de la sinrazón” (Arendt), que ciega la capacidad de pensamiento al impedir la posibilidad de la duda.

Por tanto, estamos en continuo peligro, pues la necesidad que tenemos de pertenecer a un grupo puede hacernos cómplices de la posible tiranía que, en un momento dado, nos subyugue. Sin embargo, Cyrulnik afirma que contamos con las herramientas para sortear esa amenaza, pues “es en el enunciado sociocultural externo al sujeto donde hay que buscar la fuente tanto del Bien como del Mal”. Para ello hace referencia -a partir de los estudios de Alfred Adler y John Bowlby- a la teoría del apego como un importante factor de protección y socialización que, al establecerse de una forma segura y duradera, contribuiría a desarrollar un relato coherente con los relatos sociales de la comunidad a la que el individuo pertenece. Las tres dimensiones -biológica, afectiva y verbal- que se desarrollan en el período en el que se asienta esa relación de apego, pueden desplegarse de forma óptima o verse vulneradas por algún factor exterior a la mente del sujeto. Así, de la misma forma que un entorno temprano empobrecido -en cualquiera de las dimensiones- favorecerá una falta de autoestima y de fragilidad social que active nuestra necesidad de dependencia, asumiendo, en última instancia, esa suerte de “sumisión confortable”, un ambiente rico biológica, afectiva y verbalmente será el terreno abonado para que florezca esa “libertad interior”, indispensable para alcanzar la deseable independencia social que pueda librarnos del totalitarismo.


sábado, 19 de noviembre de 2022

Diccionario humorístico de un escritor

 

La fiesta de las palabras



Diccionario humorístico de un escritor

Pepe Monteserín

Editorial Trea, 2022

               Los diccionarios no se leen, se consultan. Su utilidad proviene de la necesidad de acudir a un término para conocer su significado, resolver alguna duda sobre sus posibles acepciones o asegurarnos de su sentido. Habitualmente se sacan de la estantería, se consulta la palabra y se devuelven al letargo de los anaqueles, pero este Diccionario humorístico de un escritor que ahora publica Pepe Monteserín, no sólo sirve para echar una rápida ojeada al término que nos interese, sino más aún para ampliar nuestra mirada sobre la -a menudo- estrecha connotación de las palabras. Una mirada que casi siempre se convierte en risueña -o se despliega en abierta carcajada-, haciendo honor así al adjetivo que acompaña al diccionario, pues es precisamente ese tono humorístico, lleno de chispa e ingenio, el que impregna todo este voluminoso libro. De esta manera, cada entrada se convierte en una fiesta que va del significado más o menos convencional del término -lo cual bien puede servir para una apresurada consulta- hasta el “chiste ad hoc” -a veces gráfico-, pasando por un breve “ejemplo culto” -extraído de algún texto literario- que de una u otra forma hace alusión al vocablo en cuestión.

               Pepe Monteserín no deja de sorprendernos, pues, después de haber escrito una serie de obras en cierto modo alejadas de lo que suele publicar un escritor común (entre otras, una suerte de manual para empresarios narrado bajo la forma de un proyecto de fin de carrera (“Mar de fondo”, su primera novela), una original propuesta de diario argumental o divulgativo (“Bendice estos animales que vamos a recibir”), un cuento vertical (“Casualidad”), la imposible tarea de contar la música (“Los bolsillos de Bach”), singulares semblanzas de algunos escritores (“Con mucho busto”) o la ascensión a las cumbres de los concejos de Asturias y las provincias de España (“Por todo lo alto”)), nos presenta ahora estos “apuntes crepusculares de un escritor tardío” -según afirma en la breve Introducción-, con los que el autor praviano da cuerpo a un personal diccionario que seguramente ha estado gestando durante años de escritura, esos en los que se ha debido familiarizar con términos lingüísticos y literarios propios del oficio de escribir. Algunos tan corrientes como Tilde o Diptongo y otros tan inusuales como Adónico o Paígnion, pero todos propicios para despertar esa voz asombrada, a menudo surrealista, que les confiere un autor tan bien dotado para descubrir la riqueza -conceptual y lúdica- de las palabras. El esfuerzo llevado a cabo por Monteserín se aprecia en las entradas largas -como las 16 páginas de Nobel o las 6 de Trilogía- pero también en la capacidad de síntesis de las cortas -como las dos líneas que dedica a Moloso o Baquio-. Desde el primer ítem (Ab ovo) hasta el último (Zeugma), el lector -sin necesidad de realizar una consulta- puede abrir al azar el volumen y, como una píldora feliz ingerida en el desayuno, alegrarse el día, pues el ingenio humorístico de Monteserín -reconocido en buena parte de su dilatada trayectoria como escritor- le asaltará en cada entrada, igual que nos puede asaltar un letrero en un museo que diga “Ojo, obra de arte. No tirar” (entrada Arte). 

 (Reseña publicada en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 19 de noviembre de 2022)

 

domingo, 25 de septiembre de 2022

Seré amado cuando falte (Entrevista fantasma a Javier Marías)

 

Javier Marías -o su fantasma- en su despacho


               Imaginemos que, tras alcanzar la tercera planta de su piso en la Plaza de la Villa de Madrid, nos encontramos en el despacho de Javier Marías. Junto al sillón que seguramente utilizó para sus lecturas, nos recibe su fantasma con un saludo cordial, casi afectuoso, antes de invitarnos a tomar asiento frente a la biblioteca no sólo abarrotada de libros, sino de objetos diversos, soldaditos de plomo, recuerdos y retratos de sus escritores queridos. Va vestido como si estuviera a punto de salir para una sesión de la RAE, con traje y corbata, en la solapa izquierda de la chaqueta un alfiler con la imagen de Shakespeare. Habla pausadamente, a media voz, utilizando el mismo lenguaje reflexivo y preciso que aparece en sus obras literarias.

-        Pregunta: Buenas tardes. Tengo mucho gusto en saludarle y en hablar con usted. ¿Cómo se encuentra, señor Marías, ahora que ya está muerto?

-        Respuesta: En realidad, soy sólo tiempo. Todo lo que existe no existe o lleva en sí su no existencia. Sólo somos todos como nieve sobre los hombros, resbaladiza y mansa, y la nieve siempre para. Al final todo es indiferente en la marcha del universo que cruje, y aplasta y nivela al crujir. Quien se acostumbra a vivir en la espera nunca consiente del todo su término. El mundo es definitivamente como es en el momento de la terminación de quien termina. No podemos pretender ser los primeros, o los preferidos, sólo somos lo que está disponible, los restos, las sobras, los supervivientes, lo que va quedando, los saldos. La única manera de no preguntarse por la inutilidad de cuanto uno ha hecho en el pasado es continuar haciendo lo mismo; la única justificación de una vida turbia es seguir enturbiándola.

-        P.: ¿Cómo siente su propia muerte?

-        R.: Seré amado cuando falte. Los muertos son un gran lastre e impiden cualquier avance, y aun cualquier aliento, si se vive demasiado pendiente de ellos, demasiado de su oscuro lado. No hay muerte que no alivie algo en algún aspecto, o que no ofrezca alguna ventaja. Es la forma de nuestra muerte lo que debemos cuidar. Llegará un mañana en el que todo rostro será calavera o cenizas. El que muere está eternamente en el engaño, porque no sabe lo que ha venido después, o lo que ya vino en su tiempo, pero no alcanzó a descubrir.

-        P.: Además de la muerte, en sus novelas indaga en los grandes asuntos de siempre. Si le parece, háblenos de la relación entre la ficción y la realidad.

-        R.: La realidad no está a la altura de la imaginación casi nunca. La ficción tiene la facultad de enseñarnos lo que no conocemos y lo que no se da. Incluso cuando las cosas suceden y son presente, también se requiere la imaginación, porque es lo único que da relieve a los hechos y nos enseña a distinguir, mientras acontece, lo memorable de lo que no lo es. Todo se convierte en relato y acaba flotando en la misma esfera, y apenas se diferencia entonces lo acontecido de lo inventado. Todo termina por ser narrativo y por tanto por sonar igual, ficticio, aunque sea verdad. Mientras uno escucha o lee algo tiende a creerlo. Otra cosa es después, cuando el libro ya está cerrado o la voz no habla más. No hay historia sin puntos ciegos ni contradicciones ni sombras ni fallos, lo mismo las reales que las inventadas. La literatura permite ver a la gente de veras, aunque sea gente que no existe o que con suerte existirá para siempre, por eso nunca perderá el prestigio del todo. Cuando pasa el tiempo todo lo real adopta un aspecto de ficción, será ese el sino de nuestros retratos cuando nos alejemos, parecer de gente inventada y que nunca existió. Suerte en el imaginario y en la realidad desgracia.

-        P.: El amor, también tema recurrente en su obra.

-        R.: El enamoramiento es insignificante, su espera en cambio es sustancial. La espera nutre y potencia ese deseo, la espera es acumulativa para con lo esperado, lo solidifica y lo vuelve pétreo. Nada tan tentador como entregarse a otro, aunque sólo sea con la imaginación, y hacer nuestros sus problemas y sumergirnos en su existencia, que al no ser la nuestra ya es más leve por eso. Lo que es muy raro es sentir debilidad, verdadera debilidad por alguien, y que nos la produzca, que nos haga débiles.

-        P.: El tiempo, esa relación entre el pasado, el presente y el futuro.

-        R.: Es la horrible fuerza del presente, que aplasta más el pasado cuanto más lo distancia, y apenas lo falsea sin que el pasado pueda abrir la boca, protestar ni contradecirlo ni refutarle nada. El pasado no cuenta, es tiempo expirado y negado, es tiempo de error o de ingenuidad y acaba por ser tiempo digno de lástima. Y el tiempo no está facultado para suplantar al tiempo.

-        P.: Y de ahí surge la necesidad de contar.

-        R.: De lo que no se nos cuenta nada sabemos, y tampoco de lo que sí. Casi todos contamos más de lo que nos corresponde o aún peor, imponemos a otros datos e historias que no les importan nada y damos por sentada una curiosidad que no existe. Lo que importa es lo que otros entienden de lo que uno cuenta y dice, o lo que deciden entender. Contar lo que a la vez sucede y no sucede. En realidad, todo lo que se cuenta, todo aquello a lo que no se asiste, es sólo un rumor, por mucho que venga envuelto en juramentos de decir la verdad.

-        P.: Para terminar, ¿qué podría decirnos, señor Marías?

-        R.: Adiós risas y adiós agravios. No os veré más, ni me veréis vosotros. Y adiós ardor, adiós recuerdos.

(Las respuestas de Javier Marías son expresiones literales de algunas de sus obras)

 

 

Reseña de "Veneno y sombra y adiós", de Javier Marías

 


Veneno y sombra y adiós. Alfaguara, 2007

 

               “Es la forma de nuestra muerte lo que debemos cuidar”, se dice en El hombre sentimental (1986), idea en la que continúa incidiendo Javier Marías en la novela Veneno y sombra y adiós (último volumen de la trilogía Tu rostro mañana), cuando el personaje K-M (Killing-Mordering o Kennedy-Maskield) reflexiona sobre los que dejan huella no por su vida, sus actos, sino por la forma de su muerte, lo cual le lleva a preocuparse por la manera en que a uno le recuerdan (“la memoria es un dedo tembloroso y no siempre acierta a señalarnos”) o le olvidan (“rápido el llanto, pero más veloz el olvido”), más allá de la inevitable muerte (“llegará un mañana en el que todo rostro será calavera o cenizas”).

               Javier Marías ha continuado -no sabemos si concluido y culminado- con esta magistral, voluminosa novela (la trilogía completa) aquello que ha estado escribiendo desde su primera obra (“se queda sin misterio lo que jamás lo ha tenido en realidad”, se dice en Los dominios del lobo (1970)), pues sigue narrando la dificultad de lo vivido, lo recordado, lo olvidado y lo contado, siendo todo uno y distinto en la existencia (“todo lo que existe no existe o lleva en sí su no existencia”), paradoja sustentada en la propia experiencia de uno mismo (“no darnos por descontados, ni siquiera por presentes”).

               Que la novela sea la misma que siempre ha escrito o tratado de escribir no deja de ser uno de sus méritos, pues bien se sabe que una de las mayores virtudes de un escritor es alcanzar a poseer esa voz que se pueda reconocer como propia a lo largo de su obra, ese territorio mental que la necesidad u obligación se empeña una y otra vez en habitar. Para ello, Marías se sirve de la singularidad de un estilo definido por el fraseo de amplio aliento, por las largas digresiones cargadas de reflexión y crítica, por una trama que a menudo encuentra paralelismos en muchas de sus novelas (recurrentes los triángulos amorosos), por los perfiles de los personajes (a pesar de que muchos de ellos suelen hablar de similar manera, con el mismo estilo alambicado y culto, a veces demasiado literario, intercambiable con la propia prosa “mariasiana” del narrador), y sobre todo por esa particular forma de imbricar en la narración la poesía y el pensamiento, la belleza y el conocimiento que es la esencia del arte (“sólo somos todos como nieve sobre los hombros, resbaladiza y mansa, y la nieve siempre para”; “suerte en el imaginario y en la realidad desgracia”).

jueves, 30 de junio de 2022

Niño quemado - Stig Dagerman

Reseña sobre la novela "Niño quemado", de Stig Dagerman, publicada en el nº 159 de la Revista Clarín (Junio, 2022)