Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

domingo, 18 de diciembre de 2022

Teoría del papel higiénico

 


Marcelo Matas de Álvaro

Cuento publicado en la Revista Estudios Bejaranos, nº XXVI. Diciembre, 2022

 

Ilustración de Daniel Castaño

Como están confinados en sus casas debido al estado de alarma decretado por el Gobierno de la nación, los tertulianos del Casino Obrero de Béjar deciden llevar a cabo de forma virtual la reunión que suelen hacer todos los jueves en el viejo ateneo. Acogidos bajo los proverbiales valores de instrucción, moralidad y recreo, se congregan siempre cinco participantes, número impar por si se da la circunstancia de que deban desempatar en una de las disputas en las que a menudo se encalla la conversación. Pero en la virtualidad del coloquio mediante videoconferencia sólo son cuatro, porque don Primitivo Cano, tan reacio no sólo al uso de las llamadas nuevas tecnologías sino en general renuente a todo lo que pueda asociarse a un progreso que, según él, no sirve más que para deshumanizar al hombre, no ha querido prestarse a una reunión en la que no estuvieran presentes en carne y hueso sus compañeros de tertulia. Los cuatro que se han convocado por medio de sus respectivas pantallas son tres hombres y una mujer, quien no ocupa la plaza por ninguna cuota femenina tan en boga en los últimos tiempos, sino por su consabida habilidad dialéctica, sin duda producto del profundo conocimiento que le otorga ser la Catedrática de Lógica y teoría de la argumentación en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Salamanca. A doña Eulalia Maestro se unen don Restituto Lanzadera, industrial de reconocida probidad y recto proceder, don Pío Buenadicha, antiguo sacerdote de la parroquia de San Juan, quien ha decidido desplegar la bondad de sus virtudes en la vida civil, y don Justo Pérez de la Maza, juez jubilado del partido judicial de Béjar, que ahora se conforma con dictar las sentencias al reducido círculo de sus contertulios.

La actualidad siempre manda y en esta ocasión, con todo el país en estado de alarma por la epidemia del coronavirus, la conversación se ve forzada a transcurrir por los consabidos derroteros de la emergencia sanitaria, el obligado confinamiento, la falta de libertades en las sociedades democráticas, las consecuencias económicas y sociales, las inevitables derivadas políticas, las limitaciones del estado de bienestar, la ingénita vulnerabilidad del ser humano, en fin, por todos los grandes asuntos sobre los que giran las noticias en torno a la pandemia. Pero sin saber cómo, tan doctos tertulianos se ven de pronto abocados a bajar al prosaico terreno de tener que dilucidar las motivaciones, enigmáticas donde las haya, que en esos días llevan a la gente a apropiarse, además de otros productos de primera necesidad, de ingentes cantidades de papel higiénico. Para abordar tal misterio pegado a las pedestres costumbres del pueblo llano, no tienen más remedio que elevar sus razonamientos hasta intentar pergeñar una aproximada teoría del papel higiénico.

-   En mi pueblo se decía en tono jocoso “Embarrado te veas y el agua lejos”. Bueno –se justifica don Restituto-, no se decía precisamente “embarrado”, sino otra palabra más vulgar y próxima a lo que estamos debatiendo. Pero en estos tiempos la gente ya no se limpia con agua después de hacer de cuerpo o tirar de correa, como solía decirse, sino que es de uso generalizado el papel higiénico. Por ello, temiendo largas jornadas de confinamiento, se previene la negra posibilidad de encontrarse embarrado y no encontrar el modo de limpiarse. A este razonamiento, claro está, se le podría llamar Teoría del embarrado.

-   Ateniéndonos a la caracterización semántica -sostiene doña Eulalia-, en la cual se postula que si las premisas son verdaderas, entonces la conclusión también lo es, deberemos establecer como válido el siguiente argumento: El papel higiénico es un bien de primera necesidad; En el confinamiento la gente acapara bienes de primera necesidad; Ergo, La gente acapara papel higiénico en el confinamiento. A ello hay que añadir que la urgencia del aprovisionamiento también tiene que ver con la escasez de la celulosa, lo cual conlleva, ante la previsión, tal vez poco probable pero ciertamente posible, de que se agoten, el deber de abastecerse de productos no caducos. Yo lo llamaría la Teoría de la celulosa.

-   Hablando de celulosa –tercia don Justo-, los chinos, como ocurre con todos los bienes de consumo, son los mayores productores de celulosa del mundo. Tal vez no se puede considerar de iure, pero seguro que sí de facto el hecho de que nos han enviado primero el mal, es decir, el virus, y después el remedio, en este caso el papel higiénico, indispensable para un largo y constreñido período de confinamiento. Esa, como sucede con todas las crisis, es la Teoría de la conspiración.

-   Siguiendo con los chinos –con su habitual voz meliflua concluye don Pío esta primera ronda de intervenciones-, corre por ahí la especie según la cual fueron estos hermanos orientales quienes, debidamente organizados, empezaron a llevarse a raudales el papel higiénico de los supermercados para que el resto de consumidores, movidos por el pánico, los imitaran llenando sus carros compulsivamente. En la Carta a los Filipenses, Capítulo 3, Versículo 17, se dice: Hermanos, sed imitadores míos, y observad a los que andan según el ejemplo que tenéis en nosotros. Es, por tanto, la Teoría de la imitación.

A partir de esa primera aproximación al debate, cada tertuliano va desarrollando, en la pantalla del ordenador cuarteada en partes iguales, los diferentes argumentos para apoyar la teoría que ha postulado. Después de enfrentarse a las diversas explicaciones, premisas y consideraciones y de haber transcurrido el tiempo que habitualmente siempre se conceden para llegar a una conclusión acordada por todos, esta vez los contertulios resuelven que, debido a la imposibilidad de armonizar posturas sobre tales escatologías, el debate se queda ahí, alcanzando tan solo a formular de forma tácita la Teoría de la mera excusa para ir entreteniendo la vida.


Otra versión de este cuento se publicó en el suplemento Culturas de El Comercio La Voz de Avilés el 22 de mayo de 2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario