Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

martes, 31 de diciembre de 2024

Soledad

 



               Entre la soledad deseada -esa que solemos buscar para huir del mundanal ruido, imprescindible cobijo para la reflexión sosegada, la creación artística o literaria, la investigación científica, el estudio o la necesidad de encontrarse con uno mismo- y la soledad impuesta -a la que nos obligan las circunstancias, muchas veces agravadas por la edad o cualquier otra condición vital-, nos asalta la soledad intrínseca del hombre en la tierra. De ahí que pueda decirse que, de alguna manera, siempre estamos solos: ante los demás y también -valga la paradoja- ante nosotros mismos, ante el incomprensible misterio de la vida y la muerte.

               Sin embargo, la cualidad de esta soledad está siempre en la mirada del otro: en la atención -generosa o interesada, tanto da- que alguien nos presta, en su odio o desprecio que -tal vez sin pretenderlo- al menos nos hace visible, en su ausencia que -en su deliberada indiferencia- nos hunde en una profunda sensación de abandono. Ocurre con las personas y con los pueblos. Pueblos que ansían la soledad como espacio necesario para construir, sin la repulsiva injerencia de otros pueblos, su propia identidad. Pueblos que, al mismo tiempo, huyen de la soledad obligada, aquella que imponen otros pueblos para escarnio ajeno y beneficio propio. Pueblos que día tras día -durante años y lustros y decenios- sufren la ausencia de la mirada del otro, la deliberada indiferencia del resto de los pueblos del mundo. Ese es el grado supremo de la soledad, aquel que sume a los pueblos en el abandono, en el desamparo, en el olvido decretado por los ojos que han decidido no ver.

Por eso, la inmensa soledad -producto del abandono, el desamparo y el olvido- que habita en el desierto requiere de nuestra mirada atenta -generosa o interesada, tanto da- para hacerla visible, pero también nosotros -los que habitamos en la distancia de esa arena infinita- necesitamos del brillo de vuestra mirada -dolorosa o risueña, tanto da- para conllevar la soledad intrínseca del hombre en la tierra. 

(Publicado en el Boletín Sáhara Bubisher en diciembre de 2024)

sábado, 30 de noviembre de 2024

Juego de palabras

 



               Compartir, jugar juntos, sonreír. Aprender divirtiéndonos o divertirnos mientras aprendemos. Esas son algunas de las pocas verdades que nos interesan. Jugar con las palabras, con ese aire que sale por la boca para flotar en el aire que compartimos. Las mismas palabras que al aire se lanzan duras como piedras, frágiles como pompas de jabón o esperanzadas como un amanecer en el desierto, ahora están escritas sobre el papel. Las mismas palabras que en el aire tienen peso y forma y tamaño y música, ahora se descomponen en letras de colores. La letra con sangre no entra. No entra con el rojo de la sangre, sino con el arcoíris de la sonrisa de los niños. La letra entra con el verde de la imaginación, el azul de la inteligencia, el amarillo de la voluntad y el rojo de los corazones encendidos. Al jugar con las palabras y pintar de colores sus letras hacemos más profundo el aire donde flotan sus significados. Las devolvemos al aire para que, liberadas del corto aleteo de lo ya sabido, vuelen hacia el infinito subidas a las ligeras alas de la Vanesa de los cardos. La mariposa del desierto donde también se suben los gestos y miradas y pausas y sonrisas y llantos y silencios de nuestros juegos.

(Publicado en el Boletín Sáhara Bubisher en noviembre de 2024)

 



jueves, 31 de octubre de 2024

Amarillo

 



               Amarillo es el color del origen -de la yema del huevo, del amanecer de los días y de los olvidados trigos de la infancia-, el del trascurso de la vida -de la alegría y de la envidia, de la dulce miel de las abejas y de la amarga hiel de los hombres- y el del final -los largos ocasos, el apagado rostro de la enfermedad y la muerte. Amarillo es el inmenso color del sol que enciende el infinito desierto en la tierra. Es, por tanto, el regalo de la luz y el dolor que ciega tantas miradas sin posibilidad de cobijo ni sombras.

Pero hay palabras que contienen dentro otras palabras. Otras palabras que, apenas sin darnos cuenta, les añaden otros significados. Se nos filtran en la piel con solo nombrarlas, con solo oírlas o leerlas en los libros de nunca acabar. En la palabra Amarillo está el Mar como en el desierto está siempre presente el lejano susurro de sus olas. En la palabra Amarillo está escondida la Orilla a la que ansía volver todo un pueblo expulsado de su tierra. En la palabra Amarillo se oculta la Rama de olivo que este pueblo ofrece a los hombres y mujeres de buena voluntad. En la palabra Amarillo suena la Rima secreta de las voces que, lanzadas al aire, claman justicia a los oídos sordos del mundo. En la palabra Amarillo brilla Amar, la palabra más luminosa que se puede leer en las luminosas bibliotecas del Sahara.

(Publicado en el Boletín Sáhara Bubisher en octubre de 2024)

sábado, 12 de octubre de 2024

El laberinto del monstruo

 

La colina del Minotauro

Miguel Rojo

Editorial Pintar-Pintar, 2024

 


Digámoslo desde el principio: esta magnífica novela tiene todos los ingredientes para ser del agrado del público juvenil, mérito de máxima importancia cuando sus destinatarios son los lectores más exigentes, aquellos que no dudan en cerrar el libro cuando sienten que se les ha dado gato por liebre. Miguel Rojo (Tineo, 1957) nos presenta una novela de aventuras donde a la natural emoción que en el lector suscita la acción, la continua sucesión de acontecimientos inesperados o directamente extraordinarios, se une la celebración de la amistad, ese guiño cómplice en el que dos jóvenes se unen -a través del consabido rito que lleva al indisoluble “hermanos de sangre”- para tratar de descubrir juntos los misterios de la vida. De ahí que, como suele ocurrir en este tipo de novelas, se trate también de un relato de iniciación, aquel que, a la par que se cumple un viaje físico -desde Bilbao a la isla de Creta-, se produce un viaje interior, cuyo significado último, después de sortear todas las dificultades y vencer todos los obstáculos que se suceden en la historia, es proceder a dar un paso de gigante en el crecimiento personal. De los protagonistas, claro está, pero también -y esta es la virtud de la literatura- del lector concernido y atento.

               Los primeros capítulos de la novela, que nos introducen en el ambiente de terror en el que ETA sumió al pueblo vasco -y, por extensión, al resto de España- en los llamados años de plomo, cuentan cómo la familia de Iñaki se ve obligada a huir de Bilbao después del atentado que sufre el padre con una carta bomba. Al respecto es muy reveladora la nota que, “a modo de explicación”, el autor inserta antes del relato para denunciar las trabas, relacionadas precisamente con estos capítulos iniciales, que las editoriales encontraban hace 20 años para publicar una novela donde se refiriera directamente a ETA. (Por ello es de celebrar que una editorial asturiana como “Pintar-Pintar” se haya lanzado a la publicación de La colina del Minotauro). Y es precisamente este asunto el que parece enhebrar, a pesar de que el argumento después tira por otro lado, como un hilo oculto toda la historia, pues a la existencia de una sociedad amenazada le sucede otra donde la familia -y en particular los hijos- pueden vivir en libertad; al odio y a la intolerancia le siguen los afectos y la camaradería; a una realidad demasiado asfixiante la sustituye una vida donde es posible la imaginación; al miedo, en fin, lo reemplaza la alegría de poder descubrir otros mundos más allá del horizonte. Así, la figura del Minotauro a la que se enfrentan Iñaki y su amigo, podría interpretarse como el monstruo que necesita el sacrificio de hombres y mujeres para seguir alimentando su propia condición, atrapada en su impenetrable laberinto de violencia.

Con esta novela destinada al público juvenil, Miguel Rojo -uno de los autores fundamentales del llamado Surdimientu Asturianu- vuelve a demostrar su capacidad para abordar con acierto, tanto en castellano como en asturiano, diferentes géneros literarios, ya sea en novela y relatos para adultos, cuentos infantiles, poesía o crítica literaria.

(Reseña publicada en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 11 de octubre de 2024)

              

              

 

lunes, 30 de septiembre de 2024

Después del viaje

 



               Uno se va para volver. El viaje de ida es esperanzado, mantiene en perspectiva la promesa de lo porvenir, pero el de vuelta es costumbre, confianza en la llegada a lo ya conocido. El de ida es duda, el de vuelta es certeza. Y los dos son importantes. Imprescindibles, como el pescador que al amanecer se echa con su barca al mar con la esperanza de hacer una buena captura, para después volver con la seguridad de atracar de nuevo su barca en el muelle. Entre lo imprevisto y la rutina se mueve la vida. Entre lo desconocido y lo acostumbrado, entre lo distinto y lo habitual, entre la extrañeza que nos despierta el asombro y la ordinaria sucesión de los días encontramos el camino necesario para vivir. Pero, al igual que en el viaje también hallamos momentos de serenidad y de apaciguamiento, en la cotidianeidad de este septiembre que comienza mantendremos la ilusión que deben despertar todos los días por venir. Nos acompañarán las puertas que se abren, los corazones que se abren, las bibliotecas que se abren, los libros que se abren para contarnos una y otra vez que nadie vuelve nunca al mismo sitio después del viaje. 

(Publicado en el Boletín Sáhara Bubisher en septiembre de 2024)

                

sábado, 31 de agosto de 2024

Una de las claves de la literatura

 



“Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, o si es fantástica o no es fantástica; y éstas no son de las cosas cuya averiguación se ha de llevar hasta el cabo” (Quijote, II, 32). En esta respuesta que don Quijote da a la Duquesa no está sólo una de las claves de la grandísima novela de Cervantes, sino más aún de toda la literatura, pues nos revela que no importa que lo contado sea real o ficticio, innegable en la auténtica experiencia que tenemos del mundo o engañoso siguiendo el vuelo alado de la imaginación. Los relatos, tanto orales como escritos, están llenos de referencias reales y de invenciones concebidas por la propia capacidad de nuestra mente creativa. Posiblemente, en los primeros relatos de los homínidos alrededor de la lumbre, se mezclaba la experiencia cotidiana con fragmentos inventados para lograr que lo contado fuera más atractivo, misterioso o fascinante. Lo mismo ocurre con las historias que se siguen contando bajo el cielo estrellado del desierto o se leen en el interior de las bibliotecas o las jaimas. Por tanto, lo de menos es -como bien dice don Quijote- que nos detengamos a averiguar la cualidad auténtica o fantástica de lo que contamos, sino que sea la propia verosimilitud de lo narrado dentro de la propia historia, lo que verdaderamente “cuente” en el ánimo atento del escuchante o lector.

(Publicado en el Boletín Sáhara Bubisher en agosto de 2024)

 

 

miércoles, 31 de julio de 2024

Juego de manos

 


 


Seguiré revoloteando por las bibliotecas y mi sombra será siempre de luz. No os preocupéis.

Bien pudiera haberme puesto uno de aquellos disfraces con los que pretendía asustar el viejo fantasma de Canterville, el de Rubén el Rojo o el niño estrangulado, el de Gibeón el Flaco o el vampiro del páramo de Bexley, el de Ruperto el Temerario o el conde sin cabeza, por nombrar sólo algunos, o incluso haber jugado a los bolos con mis propios huesos sobre la arena del desierto, pero carezco del entusiasmo ególatra del verdadero artista, de manera que mi amarga sonrisa apenas me sirve para desempeñar el papel de mí mismo.

Así, no encontrando en mis recuerdos el espacio ni el tiempo para situar lo que me está pasando, decidí vagar por las bibliotecas del mundo para buscar en los libros la razón de la sinrazón en la que me encuentro. Sobre las cualidades de mi extraña condición aprendí de esa multitud de seres fantásticos que habitan todas las mitologías del mundo, de la cantidad de genios, guls, hechiceros y magos que desfilan por los maravillosos cuentos de las Mil y una noches, del trágico y vengativo fantasma del rey Hamlet, de los relatos sobrenaturales de Maupassant, Lovecraft o Poe, de las dobles personalidades de Stevenson, de los cuentos para todos los públicos de Andersen y los hermanos Grimm, de las famosas vueltas de tuerca de Henry James, de las narraciones japonesas de Lafcadio Hearn, de los fantasmas navideños que se le aparecen al viejo Scrooge, incluso del encantamiento de Don Quijote en la Cueva de Montesinos o de las leyendas románticas de Bécquer, por citar sólo algunos de los más destacados del panorama literario.

En mi periplo por las bibliotecas del mundo, he tenido la oportunidad de visitar las más renombradas, como, entre otras, la laberíntica de la Abadía Santa María Laach en Alemania, la clásica del Trinity College en Dublín, la monumental de la Abadía de Admont en  Austria, la Palafoxiana, considerada la más antigua de América, en México, la llamada Catedral de los libros en Baltimore, la vanguardista de Stuttgart o la histórica Joanina de Coimbra, de donde tuve que huir antes de que acabara conmigo la colonia de murciélagos que sale cada noche de sus nidos, ocultos entre la decoración rococó, para eliminar los insectos que por el día se hayan colado en el recinto.

De todo lo visto y leído he ido aprendiendo cada vez más sobre la humanidad, sobre sus grandezas y sus miserias, especialmente sobre la discreta, extraña bondad de ciertos seres en medio de la depredadora vorágine del mundo, pero al mismo tiempo no he logrado más que irme hundiendo poco a poco en la insondable ignorancia de mí mismo.

Hasta que he aparecido, llevado por los misteriosos vientos que dan alas a mi condición, en esta humilde biblioteca del desierto donde, a pesar de todas las inclemencias, ha logrado crecer un jardín de palabras y flores. En la sala de lectura, las modestas estanterías albergan libros que cuentan historias de luces y sombras. En el patio, las flores y las plantas también escuchan los relatos que los mayores cuentan a los niños.

Esta tarde, en ese preciso momento en el que por el horizonte el sol cae hasta fundirse con la arena del desierto, una mujer que, por su belleza e inteligencia, me figuro es la misma narradora de las legendarias Mil y una noches, cuenta una original historia donde relata, con las palabras más bellas del mundo, los azares de mi propia vida y la maravilla de que mi espectro seguirá revoloteando sin fin por las bibliotecas del desierto, regando con mi sombra imaginada todas las historias de luz.

Y de repente en el jardín se posa la Vanesa de los cardos, la mariposa del África subsahariana que se ha parado a descansar en su larga migración de 14.000 kilómetros para de paso escuchar el cuento de mi vida. Nos miramos con la complicidad de quienes comparten un secreto, antes incluso de que la imaginada Scheherezade empezara a contar nuestra vieja historia: “Aquel día tuvo dos noches…”

 

(Publicado en la web de Sáhara Bubisher en julio de 2024)

 

 

viernes, 14 de junio de 2024

Caballero de Belgrey

 Con motivo de la celebración del Bloomsday 


El Círculo de la Calle Ulises 


ha tenido a bien nombrarme


Caballero de Belgrey

Belgrey es la ciudad imaginaria de mi trilogía La urdimbre y la trama, compuesta por las novelas Yo sé quién soy (Adarve, 2020), Enemiga mortal de mi descanso (Castilla Ediciones, 2023) y Para vivir muriendo (en prensa)


Blasón del Caballero de Belgrey, diseñado por María J. de Iscar




sábado, 20 de abril de 2024

Relatos con vocación de alas

 


Los pies de los bailarines

Charo Alonso

Castilla Ediciones. Valladolid, 2023



               Tras la lectura de un volumen de cuentos, uno siempre se pregunta cuál es el motivo que los une para que el autor -autora en este caso- haya decidido agavillarlos entre las tapas de un libro. La respuesta está en el mismo título de la obra –Los pies de los bailarines-, que comparte con uno de los cuentos, y en el epílogo -Tiempo de espigadero-, que la propia Charo Alonso (Salamanca, 1967) inserta al final del libro para revelarnos -¡y de qué maravillosa manera!- la gestación de cada cuento y del volumen entero. Así, como los pies de los bailarines, “son relatos con vocación de alas”, pero también, siguiendo con la comparación, es consustancial a ellos “el dolor de donde nacen belleza y vuelo”. De ahí que sean precisamente esa herida y ese ánimo los que insuflan la necesaria gracia a las palabras para alzarse del suelo. Pero no estamos hablando de livianas fantasías líricas que se alejan del mundo, sino de relatos que, siendo “retazos míos de vida”, aspiran a alcanzar el elevado significado que siempre deja tras de sí el evocador halo del misterio. Enhebrados algunos cuentos con el hilo del contexto educativo -presente en la vida profesional de la autora- y otros con el entorno navideño, en su conjunto no dejan de compartir esa extrañeza que los hace emerger por encima de lo cotidiano.

               Como muestra de este luminoso “ramillete de voces”, traemos aquí Cordero de Dios, un lamento de rara belleza donde una hija lanza reproches a su madre desde la mirada triste de quien se identifica con la inocencia de un cordero extraviado; Los mapas del corazón, donde un niño, dividido por la ruptura de los padres, consuela su sentimiento de abandono cobijándose en una soledad que le permite abrir los regalos de los Reyes Magos y así alzarse “libre de toda atadura sobre los mapas de la vida”; De fuera, el largo, doloroso monólogo de una mujer emigrante ante la profesora de su hijo para pedirle que no le quite la posibilidad de seguir estudiando francés, oportunidad que para ella cobra el significado de poder salir de la vida precaria a la que, si no la aprovecha, están condenados tanto el hijo como su madre; Golondrinas, poema en prosa que juega con el vuelo de la golondrina, los giros de una niña en torno a su vestido de flores y los que regresan al sur para “atravesar el Estrecho de los peces y los pájaros, las pateras y los muertos”; El capitán garfio, relato con ecos de la Canción del pirata y de Peter Pan, sobre los llamados sin techo, personas que vagabundean en los márgenes, pero que, entre la libertad, la soledad y el compañerismo se convierten también en “buscadores de perlas, pescadores de conchas, bateadores de oro, cazadores de mariposas”, como el Capitán Garfio.

               En definitiva, Los pies de los bailarines (Castilla Ediciones) es un libro de relatos cargado de potentes imágenes que impulsan la lectura hacia un vuelo cargado de emociones, de ahí que sea más conmovedor el sentido moral que lo impregna, ese que alude a las variadas formas de dolor, esperanza, fragilidad, abandono, miedo, soledad, inocencia, consuelo o ansias de libertad.

(Publicado en el suplemento La sombra del ciprés de El Norte de Castilla. 20 de abril de 2024)