Antología de relatos fantásticos españoles
Edición de Marina P. Aranda
Anaya, 2016
Es de común acuerdo suponer que la literatura española se nutre
principalmente de obras consideradas realistas, aquellas que tienen
la intención de reflejar la realidad de forma más o menos
fidedigna, obviando para ello el recurso literario a la imaginación
o la fantasía. Esta impresión seguramente se da por comparación
con otras literaturas -por ejemplo, las procedentes del norte de
Europa o del Oriente- que en sus respectivas tradiciones cuentan con
una mayor producción de esas obras que convencionalmente se
enmarcarían dentro del género fantástico. Sin embargo -como bien
se apunta en la introducción a esta “Antología de relatos
fantásticos españoles”, edición de Marina P. Aranda, Anaya
(2016)-, en la literatura española también se encuentran obras en
las que la imaginación y la fantasía son el medio que el autor
utiliza para expresar la “realidad” que quiere contar. Incluso en
autores considerados decididamente realistas -como veremos, Galdós o
Delibes- podemos hallar narraciones características de la literatura
fantástica.
"El miserere", G.A. Bécquer |
De ahí que sea de celebrar la aparición de esta Antología
-específicamente dedicada al público juvenil-, en la que se
muestran cronológicamente algunos relatos fantásticos que
representan la incursión de la literatura española en este género.
El libro se inicia con el título “Lo que sucedió a un deán de
Santiago con don Illán, el maestro de Toledo”, narración incluida
entre los “ejemplos” de “El Conde Lucanor”, escritos por el
infante don Juan Manuel en 1335. Sigue con “El endriago”,
episodio sacado del Amadís de Gaula (1300), libro de caballerías
que sirvió para secarle los sesos a don Quijote. Del Barroco la
Antología incluye “Vida y sueño se mezclan” (1603), una breve
narración de Agustín de Rojas Villandrando, “La posada del mal
hospedaje”, episodio de “El peregrino en su patria” (1604),
novela bizantina de Lope de Vega, y “El estudiante Lisardo”
(1658), relato breve de Cristóbal Lozano. Como representantes del
Romanticismo, período en el que se da un especial impulso al género
fantástico, en este libro se suceden “La pata de palo” (1835),
un cuento humorístico de José de Espronceda, y “El miserere”
(1862), un relato de terror de Gustavo Adolfo Bécquer. En el
realismo del final del siglo XIX se “colaron” narraciones
fantásticas como “La conjuración de las palabras” (1686),
alegoría de Benito Pérez Galdós, “Cuento futuro” (1886), un
relato satírico de ciencia ficción de Leopoldo Alas “Clarín”,
y “Rosarito” (1895), novela corta de Valle-Inclán. Ya en el
siglo XX, tenemos “El que se enterró” (1908), relato existencial
de Miguel de Unamuno, “El otro hombre” (1954), cuento de Miguel
Delibes, y “Los libros vacíos” (1997), un relato representativo
de José María Merino, autor contemporáneo que destaca precisamente
por sus incursiones en el género fantástico.
Como toda antología, podría haber sido otra la selección de las
obras, pero creo que las narraciones escogidas suponen un acertado
repaso de la literatura fantástica española a través de sus
diferentes períodos históricos, teniendo además la cualidad de
reflejar la variedad de elementos que pueden tener cabida en este
género, como son la aparición de seres sobrenaturales u objetos
mágicos, la perturbadora presencia del fantasma, la confusión entre
vigilia y sueño, las elucubraciones de la ciencia ficción, la
estremecedora amenaza de la muerte o el castañeteo de dientes
confundido en la misma mueca con la carcajada malévola.
El propósito eminentemente didáctico de esta antología hace que se
complete la edición con una interesante introducción y un análisis
de cada obra –incluida una breve semblanza del autor- con el
objetivo declarado de “fomentar el disfrute de la lectura en las
aulas”.
(Publicado en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 13 de agosto de 2016)
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