Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

sábado, 13 de septiembre de 2014

Vida de artistas

La perla del Greco
Lucía González Piquín
Ilustraciones de Goyo Rodríguez
Anaya. Madrid, 2014


          Entre los actos para conmemorar el cuarto centenario de la muerte de El Greco puede verse en el Museo del Prado una magnífica exposición en la que se muestra la influencia del artista cretense en la pintura moderna. La huella de Doménicos Theotocópoulos se puede rastrear en la obra de Manet, Cézanne, Modigliani y otros, pero es Pablo Picasso quien parece ser uno de los mayores deudores de su legado, como se ve reflejado en sus cuadros “Dos cabezas al estilo del Greco” o “Yo, el Greco”. De ahí que sea oportuno que la editorial Anaya, en su colección con la que pretende acercar “célebres personajes de la literatura, el arte o la historia” a los pequeños lectores, haya publicado este mismo año dos obras sobre estos dos grandes artistas.
          “La perla del Greco” es una historia en la que se cuenta cómo Diego, un niño huérfano que deambula por las calles de Toledo, tiene la suerte de conocer a un hombre que le ofrece trabajo como sirviente. Entre los cometidos que le asigna está el de recorrer las calles de Toledo para llevar y recibir encargos de los amigos de su señor, en especial del Greco, el famoso artista que pintó “El entierro del Conde Orgaz”. Con el tiempo, recomendado por su patrón, entrará a servir en casa del pintor, quien a la vez que le enseña las técnicas de su arte, le convierte en testigo de sus problemas económicos y, sobre todo, del proceso de creación del cuadro “Vista y plano de Toledo”, pintura en la que aparece un misterioso personaje que sujeta el plano de la ciudad. La autora (Lucía González Piquín, Oviedo, 1991) logra con este sencillo relato introducir al pequeño lector en el ambiente del Toledo del siglo XVII y hacer un ajustado retrato de la figura del Greco, además de aventurarse, recurriendo a la imaginación que toda ficción exige, a resolver el misterio de la identidad del joven que muestra el plano en esa obra del genial pintor. Las ilustraciones de Goyo Rodríguez son también un buen reflejo de la forma de pintar del Greco, con sus característicos personajes alargados, cierto hieratismo en las expresiones, una composición geométrica de las estampas y unos divertidos juegos pictóricos que seguramente serían muy del agrado de los surrealistas.
          En “Pablo Picasso y el cubismo” el profesor Rafael Jackson resume para los jóvenes lectores la vida del famoso pintor malagueño, centrándose en los episodios más relevantes de su biografía: las primeras clases con su padre, profesor de dibujo; su formación en Madrid y Barcelona; su decisión de trasladarse a París, donde el ambiente creativo de la ciudad, la variopinta gente de la calle y los artistas más significados del momento influyeron en su nueva concepción de la pintura (etapas azul y rosa); el descubrimiento del arte africano, que contribuyó a desarrollar su idea sobre el cubismo; la costumbre de recoger las cosas tiradas en la calle, que a Picasso le sirvieron para inventar la técnica del collage; el horror de la guerra civil plasmado en el gran cuadro Guernica. La acertada síntesis de la vida de Picasso se complementa perfectamente con las ilustraciones -algunas picasssianas- de María Espluga. Para niños a partir de 5 años, estos mismos autores han hecho una adaptación titulada “Mi primer libro sobre Picasso”.


(Publicado en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 13 de septiembre de 2014)



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