LOCUS
SOLUS
Raymond
Roussel
Ediciones
Numa, Valencia, 2001
Traducción
de Marcelo Cohen
(Original
publicado en París en 1914)
“En el patio de su palacio de Bizancio, la cortesana Crisomallo
hizo que sus mozos la montaran en el soberbio caballo negro Barsimes,
que piafaba de impaciencia bajo sus majestuosos arreos. Luego,
radiante, salió a cabalgar libremente por bosques y llanuras.
Atardecía ya, y se acercaba el momento de dar media vuelta para
regresar a casa, cuando Crisomallo notó que su espuela, por sí
misma, se hundía en el flanco de la montura con golpes regulares y
nerviosos. Barsimes se lanzó a galopar sin que nada pudiera
detenerlo. Al caer la noche, el camino se iluminó de un fulgor
verdoso que seguía a la amazona por donde fuera. Buscando la fuente
de esos haces, Crisomallo vio que la espuela, brillante de un
resplandor glauco, iluminaba los alrededores y seguía arrastrándole
el pie, contra su voluntad, para abrir cada vez más la ensangrentada
herida del caballo. Esta huida desenfrenada se prolongó años
enteros. La espuela, que golpeaba sin tregua, conservaba durante el
día una claridad tenue que por la noche se hacía fulgurante. Y
nadie en Bizancio volvió a ver jamás a Crisomallo”
Raymond Roussel |
Maravilla no tanto la posible imagen que uno se va construyendo de
la historia, sino la propia capacidad del lenguaje para ir creando
ante el lector la propia idea que nombra. Así, el terror de la
escena angustia más que por las imágenes que nos evocan, por el
poder de las palabras para revelar más allá de lo puramente
narrado.
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