El misterio del cisne (El joven Shakespeare)
Vicente Muñoz Puelles
Anaya, 2016
A pesar de que todo el mundo sabe
que en realidad Cervantes y Shakespeare no murieron el mismo día
-aunque sí en el mismo año-, se sigue celebrando el 23 de abril
como la fecha en la que de forma insólita tuvieron la coincidencia
de morir los dos mayores genios de la literatura universal. Por ese
motivo -al igual que en su día ya hicimos un somero repaso de los
Quijotes adaptados al público infantil y juvenil-, traemos aquí en
esta fecha tan señalada a Shakespeare, cuya obra hoy todo el mundo
se apresurará a celebrar.
Tal vez por tratarse de textos
teatrales no proliferan las adaptaciones que suelen hacer las
editoriales con la intención de hacer accesibles las grandes obras a
los jóvenes lectores. Seguramente para cubrir esta necesidad es por
lo que la editorial Anaya ha decidido incluir en su catálogo algunos
títulos para que los adolescentes -y los adultos recelosos- pierdan
el miedo a enfrentarse a las comedias y tragedias de Shakespeare.
Así, las versiones en prosa de “Hamlet” y “Romeo y Julieta”,
ambas a cargo de Lourdes Íñiquez Barrena, y el clásico “Cuentos
basados en el teatro de Shakespeare”, que los hermanos Charles y
Mary Lamb publicaron en 1807 ya con el objetivo de acercar al público
juvenil las obras del dramaturgo inglés, contribuyen a despertar el
interés por leer los textos originales -”La tempestad”, “El
mercader de Venecia”, “Macbeth”, etc.- del inmortal escritor.
Con el mismo propósito, la agitada vida de William Shakespeare ha
sido recreada para los jóvenes por Vicente Muñoz Puelles en “El
misterio del cisne”. Partiendo de la consabida argucia cervantina
del manuscrito encontrado, el autor de esta biografía novelada
cuenta cómo Marcel Briand, jefe del servicio de actividades
culturales de Calais y apasionado bibliotecario, descubre entre las
guardas de un raro ejemplar del “Primer Folio” -denominación con
la que se conoce a la primera edición de las obras del escritor-,
hallado por casualidad en las estanterías, una especie de
autobiografía que Shakespeare habría escrito al final de sus días,
en ese momento en el que, como plasmó en un verso de “Otelo”,
quiso “imitar al cisne y morir cantando”. El sorprendido e
ilusionado bibliotecario decide transcribir el manuscrito y enviarlo
a una editorial para publicarlo como si fuese una novela. Así, el
lector podrá presenciar -llevado de la mano del propio protagonista-
las peripecias por las que Shakespeare pasó en su vida: su
nacimiento en Stratford-upon-Avon, el pueblecito donde su padre
ejercía como guantero, el deslumbramiento que le produjo la primera
vez que acudió a una representación teatral, su prematuro
casamiento con una mujer ocho años mayor que él, su pasión por el
teatro que le llevó a abandonar a su familia para entrar como
ayudante en una compañía de Londres, sus iniciales pinitos como
actor y la escritura de sus primeros poemas y obras teatrales, su
progresivo éxito como dramaturgo y copropietario del teatro más
famoso de Londres. Al mismo tiempo, asistimos a la ajetreada vida de
los cómicos, a una historia de amor con una misteriosa dama, al
debate sobre la autoría de algunas obras, a los cambios que se van
produciendo en la vida cultural y social británica y a
acontecimientos históricos de la época, como el incendio del Teatro
del Globo en 1613.
Sería deseable que esta amena biografía novelada pudiera servir
-además de para disfrutar de su lectura- para
despertar el interés por leer los sonetos y las obras teatrales del
llamado “cisne de Avon”.
(Publicado en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 23 de abril de 2016)
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