Irene Matas |
jueves, 8 de marzo de 2012
La maleta loca
Merece la pena detenerse un minuto en mirar este minicorto para descubrir extrañado cómo a menudo llevamos equipaje que no se deja arrastrar tan fácilmente hacia nuestro interior, cómo a pesar del esfuerzo que hacemos para subirlo con nosotros, constantemente se nos resiste y se mueve de sitio, se nos baja y se nos sube por las escaleras de la imaginación hasta que, sin darnos cuenta, alguien pasa corriendo y se lo lleva, dejándonos pasmados por el misterio y la volatilidad de su presencia.
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