Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

sábado, 15 de enero de 2011

Dos narraciones con poeta

 
Los premios que la editorial Edelvives concede a la literatura infantil y juvenil han recaído el pasado año 2010 en dos obras cuya trama gira en torno a dos poetas.


Con el Ala Delta de Literatura Infantil se ha premiado “Una vaca, dos niños y trescientos ruiseñores”, de Ignacio Sanz. En él se cuenta el viaje que el poeta chileno Vicente Huidobro hizo a Europa con su familia, compuesta por su mujer, sus hijos, algunos sirvientes y una vaca llamada Jacinta. El empeño por viajar con la vaca en el barco se explica por la extravagante necesidad que tienen los hijos del poeta de tomar diariamente la deliciosa leche que da Jacinta. Pero más extravagante aún es el viaje de vuelta hacia Chile, en el que Vicente Huidobro y toda su familia –vaca incluida- se embarca con trescientos ruiseñores a fin de repoblar el continente americano y así deleitar a sus paisanos con el maravilloso cántico de esos pájaros. En la larga travesía se plantea el problema de cómo alimentar a los trescientos ruiseñores cautivos en sus trescientas jaulas. Para agravar más la situación ya de por sí tan pintoresca, el poeta, en un arrebato creador, se recluye en su camarote para dedicarse a escribir, delegando en sus hijos toda la responsabilidad del cuidado de los pájaros. ¿Podrán Nela y Vicentito cumplir con lo mandado y llevar a buen puerto el sueño de su padre? En esa tarea, en el mero empeño de llevarla a cabo, está la clave de este hermoso cuento, pues al final, más que el éxito de la empresa, importa la confianza que el padre ha puesto en sus hijos para que éstos se sientan verdaderamente capaces de alcanzar su sueño. Basada en hechos reales, puede leerse (a partir de 8 años) como un relato de iniciación, un viaje en el que la realidad se enriquece con la ilusión de poder lograr los deseos más fantásticos. El texto se acompaña con sobrias ilustraciones en blanco y negro de Patricia Metola.

Con el Premio Alandar de Literatura Juvenil se ha premiado “Tuerto, maldito y enamorado”, de Rosa Huertas. Es una historia de fantasmas, a la que actualmente tan acostumbrados están nuestros jóvenes lectores, pero con el atractivo añadido de que el espectro tuvo que ver con la vida de Lope de Vega. Cuando Elisa, estudiante de 16 años, se adentra en la biblioteca del instituto para hacer un trabajo sobre el poeta, se encuentra, atrapado en sus estantes, con un aparecido que no puede acabar de morir del todo hasta que no se libere de una maldición. Precisamente debe ser Elisa la que ayude al fantasma en ese camino hacia la liberación, para lo cual debe resolver el doble misterio de la identidad del aparecido y el nombre de la amada por la que murió. De esta forma, la narración se mueve por territorios cotidianos (el barrio de los escritores de Madrid, el instituto, la casa de la chica…) y por el pasado (la información extraída de los libros, la casa de Lope) donde debe resolverse la historia. Además, como sucede en las buenas novelas, se desarrollan algunas tramas paralelas (la loca que grita por las noches, la separación de los padres de Elisa, la relación con su amigo Ricardo…) que en cierta manera se van articulando con la historia principal del relato. Esta obra gustará a los lectores (a partir de 14 años) que estén interesados por las historias de fantasmas que transcurran lejos de escenarios góticos, jóvenes a quienes no les asuste que un espectro pueda aparecer de repente entre las páginas de un libro, tan misterioso y entretenido como éste.

(Publicado en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 15 de enero de 2011) 

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