Con el diccionario a diario: jugando con las palabras
Juan José Lage
Octaedro. Barcelona, 2017
Traemos hoy
aquí, a este espacio habitualmente dedicado a reseñar obras de literatura
infantil y juvenil, un libro que no es de ficción, pero que tiene como
finalidad contribuir a desarrollar en los niños y niñas las habilidades
necesarias para, entre otros beneficios relacionados con la lectura, poder
disfrutar de manera plena de las obras literarias.
Uno de los requisitos
necesarios para lograr que los niños se conviertan en buenos lectores, es
decir, que adquieran la capacidad de decodificar y comprender textos escritos, es
que tengan la oportunidad de desarrollar unas habilidades metalingüísticas
básicas. Dicho de una manera llana, que sean capaces de jugar con todas las
posibilidades que nos brinda el lenguaje. Así, no es suficiente el conocimiento
de las letras y su correcta asociación con los fonemas que representan, para
que se considere que un niño “sabe leer”. Como mucho, puede decirse que
adquiere la “mecánica lectora”, una habilidad sin duda imprescindible para el
desarrollo posterior de la lecto-escritura, pero leer supone algo más, implica
establecer “representaciones mentales” a partir de la palabra escrita, es
decir, alcanzar el significado, la intención última de llegar a la comprensión
de lo leído. Esto lo saben – o deberían saberlo- los educadores en quienes
confiamos para que enseñen a leer a nuestros niños.
Como decíamos,
para favorecer la adquisición de estas competencias, el profesor asturiano Juan
José Lage (director de la revista Platero, dedicada a la literatura infantil y
juvenil) ha escrito este interesante y útil “Con el diccionario a diario:
jugando con las palabras” (Octaedro, 2017). En la primera parte del libro se
presenta una serie de actividades que se puede llevar a cabo en el aula o en
casa en torno al diccionario. Desde algunos juegos más conocidos, como palabras
encadenadas (casa-saco-coma…), palíndromos o palabras capicúa (somos), parónimas
(afectivo-efectivo), anagramas (cuenta-cuneta) o familias de palabras, a otros
más originales, como encontrar las palabras más largas del diccionario, palabras
robadas (juego inventado por Cortázar en “Rayuela”), monovocalismos (carcajada)
o tautogramas (frases cuyas palabras empiezan por la misma letra: María miraba
mis manos). En la segunda parte, titulada “Jugando con las palabras”, se continúa
proponiendo tareas como comparaciones (roja como un cangrejo), pentavocalismos (murciélago),
retruécanos, neologismos, pleonasmos, etc.
Lage, que fue
galardonado en 2007 con el Premio Nacional al Fomento de la Lectura, se ha
servido de toda su dilatada experiencia como profesor, bibliotecario, crítico
literario, experto en animación a la lectura y escritor de varios libros de
divulgación literaria, para desempolvar el diccionario –ese tocho que a menudo
duerme en las estanterías a la espera de que alguien vaya a buscar el
significado de alguna palabra- y plantear en torno a él variadas y múltiples
actividades que puedan servir a los docentes para su trabajo cotidiano en el
aula, pero también a las familias que quieran emplear el tiempo libre para
jugar con las palabras, tratando así de despertar en los niños y niñas su creatividad
y el gusto lúdico por el lenguaje. A ello también contribuye la inserción de
fragmentos de textos literarios de diferentes autores, muy apropiados para
ilustrar cada tarea que se propone.
El libro se
completa con unos apéndices que incluyen citas relacionadas con el conocimiento
y el lenguaje, juegos de pareados, ortografía de homófonos, y unas viñetas
humorísticas. De gran utilidad es también la bibliografía, donde aparecen todo
tipo de diccionarios, así como libros que contienen propuestas para jugar con
las palabras y algunas novelas juveniles que tratan de divertir al lector a
través del uso lúdico del lenguaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario