Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

sábado, 7 de enero de 2012

El fuego de la verdad

Cuentos al amor de la lumbre
Antonio R. Almodóvar. Editorial Anaya, Madrid, 2011
2 Volúmenes (292 p. y 271 p.)

            Se reeditan los celebrados “Cuentos al amor de la lumbre” que en 1983 publicó Antonio Rodríguez Almodóvar (Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1941) en dos volúmenes. No se trata de una reedición más que haya que sumar a las veintiséis anteriores, sino de una auténtica edición revisada en la que el autor amplía el contenido de la introducción y el epílogo con nuevas aportaciones que le han ido surgiendo en su continuo, incansable y apasionado estudio de los cuentos populares. A ello también ha contribuido la esmerada factura de la editorial Anaya que ha enriquecido la presentación de los dos volúmenes con renovadas ilustraciones de Pablo Auladell, Carmen Segovia y Xosé Cobas.
Sin embargo, con respecto a las ediciones anteriores, no ha habido una variación en el número de cuentos, pues, como apunta el autor en el prólogo, algún añadido habría alterado el orden y desfigurado la clasificación de los relatos. De esta forma, se sigue la inicial organización de los cuentos bajo tres grandes epígrafes: Cuentos maravillosos, que ocupan todo el primer volumen, y Cuentos de costumbres y de animales, que se reparten en el segundo volumen. La propia metodología de A.R. Almodóvar, que concibe su trabajo como una “recopilación de arquetipos”, le lleva a agrupar los diferentes textos en torno a unos rasgos comunes que les sirven como patrón de referencia. Entre los Cuentos maravillosos –entendidos por el autor como aquellos que poseen siete personajes: el héroe, el falso héroe, el agresor, el donante del objeto mágico, la víctima, el padre de la víctima y los auxiliares del héroe- se recogen textos englobados en  arquetipos como Blancaflor, El príncipe encantado, La princesa y el pastor, Los niños valientes, etc. Los Cuentos de animales desarrollan un argumento –muchas veces crítico y humorístico- enmarcado en la realidad histórica y social, careciendo, por tanto, de elementos extraordinarios. Algunos de estos textos se recopilan bajo los arquetipos de Niños en peligro, Pícaros, Pobres y ricos, Tontos, etc. En los Cuentos de animales nos encontramos aquéllos que tienen como protagonistas a animales que hablan y que presentan alguna cualidad asimilable a conductas propias del hombre: la astucia de la zorra, la presunción del león, etc. Se agrupan en torno a arquetipos como Correrías del lobo y la zorra, Andanzas y desventuras del lobo, etc.
Esta nueva edición es una excelente oportunidad para que se acerquen a una obra imprescindible todos aquellos que estén interesados por los cuentos populares españoles. Es ineludible para los amantes de la literatura –no sólo infantil o juvenil-, que encontrarán en la sobria erudición que el autor despliega en los dos volúmenes, una impagable introducción al estudio de los cuentos clásicos. Del mismo modo será placentera su lectura para aquellos adultos que quieran recordar los cuentos de su infancia y que, a su vez, deseen transmitir este rico patrimonio oral a sus hijos, quienes seguramente se sorprenderán al escuchar o leer historias que les traerán formas y ecos de cuentos que ya conocen, como Blancanieves o Cenicienta, en versiones que es necesario seguir contando de generación en generación.
Al escuchar o leer estos cuentos –ojalá pudiera ser efectivamente “al amor de la lumbre”- uno se adentra, a través del misterio de lo narrado, en el bosque que conduce a los conocimientos más profundos, aquellos que no eluden los pasajes más disparatados o truculentos para acercarnos –como bien dice Caballero Bonald en el prólogo- al “fuego de la verdad”.

(Publicado en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 7 de enero de 2012)