Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

sábado, 14 de mayo de 2011

Cómo se hace una novela


MUJER MIRANDO AL MAR
Ricardo Gómez
Editorial SM. Madrid, 2010
128 páginas


             En uno de sus habituales paseos por el Rastro de Madrid, un escritor se ve atraído por una vieja carpeta roja que se expone en un puesto de fotos y postales antiguas. El letrero que aparece sobre la superficie de la carpeta (Cartas. Gaspar Baraona. 1954) y sobre todo lo que encuentra en su interior (un puñado de cuartillas mecanografiadas), le hacen pensar en la posibilidad de imaginar una historia a partir de esa colección de cartas. Apenas sin regatear el desorbitado precio que el dueño del puesto pide por la carpeta, se hace con el codiciado tesoro que dará lugar a la historia que el autor nos cuenta a continuación.

            Como si se tratara de un pequeño manual para enseñar a los más jóvenes cómo se hace una novela, Ricardo Gómez va desgranando las cuestiones que se plantea un escritor cuando se encuentra ante un material real que es susceptible de convertirse en ficción. Las cuartillas de la carpeta forman un largo poema narrativo que cuenta una historia de amor enmarcada en el duro y trágico ambiente de la posguerra. El material –los papeles mecanografiados- existe en las manos del escritor, ¿pero existió en verdad lo que cuenta? ¿El poema, como en los romances antiguos, glosa un acontecimiento real o es sólo la plasmación de una aventura inventada? En definitiva, para conseguir lo que el autor se propone, esta disyuntiva sobre la realidad y la ficción, sobre lo verdadero y lo falso poco debe importarle, a pesar de que para convertir la historia en novela se empeñe en indagar sobre los supuestos hechos reales. Con este afán, el escritor hace un viaje al territorio donde cree que se sitúa lo narrado en el poema, con la esperanza de encontrar algún indicio que le ayude a desarrollar la trama que quiere contar. Después de un periplo más o menos detectivesco, que sirve al autor para trasladarnos a algunos tristes acontecimientos de la contienda civil y de la posguerra, el escritor vuelve a casa sin añadir más datos a los que ya de por sí contienen las cuartillas, pero imbuido del ambiente propicio para escribir la historia que le ha sugerido su lectura.

            Ricardo Gómez, que logró con esta preciosa novela el Premio Gran Angular 2010 de Literatura Juvenil, consigue dar una vuelta de tuerca en las novelas dedicadas al público juvenil, pues a través del escritor-personaje hace un planteamiento metaliterario, en el cual se va reflexionando “sobre qué huellas reales se construye la ficción”. A ello también contribuyen los amarillentos facsímiles de los poemas encontrados en la carpeta, que se van insertando en el texto narrativo donde se cuentan las pesquisas que lleva a cabo el autor. En la estela de la novela Soldados de Salamanina, de Javier Cercas, Ricardo Gómez cuenta cómo va escribiendo la novela a la vez que indaga sobre la trama real de la misma. Al final del libro, en apenas treinta páginas se narra en tercera persona la historia de amor y duelo que desde el principio el escritor-personaje se ha empeñado en contar.

Sin duda, este libro será del agrado de los jóvenes lectores interesados en las cuestiones formales de la literatura, sobre todo aquellos que ya están pensando en escribir su propia historia.


(Publicado en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 14 de mayo de 2011)