Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

sábado, 19 de marzo de 2011

Misterios del tío Fermín




El hombre con el pelo revuelto
Daniel Nesqueens
Editorial Anaya. Madrid, 2010.
103 páginas.

            Daniel Nesquens (Zaragoza, 1967) tiene apellido de futbolista holandés y de ahí tal vez le venga la habilidad para regatear con maestría -con la elegante filigrana que inspiró siempre a los futbolistas de la selección naranja- entre las zancadillas que a menudo impone la realidad y la ficción. A la barrera de la realidad Nesqueens la sortea con una buena bolea de surrealismo que hace inútil la estirada atónita del portero. A la ficción desaforada la sujeta con el pase en corto del humor, que siempre deja sentado de culo al contrario. Esas son las claves de “El hombre con el pelo revuelto”, el libro que ha merecido el VII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil.  

Después de haber escrito un buen puñado de libros infantiles –entre ellos algunos álbumes ilustrados-, en 2008 creó la serie “Marcos Mostaza” (Editorial Anaya), cuyo protagonista es un niño de casi diez años que va contando en primera persona sus aventuras, fantasías y secretos, todo ello adobado con un peculiar sentido del humor que ha hecho las delicias de un gran número de jóvenes lectores. Otra obra a destacar en su dilatada carrera como escritor –en apenas 10 años desde que comenzó a publicar- es “Hasta (casi) 100 bichos” (Editorial Anaya), libro en cierto modo inclasificable, una especie de bestiario que disecciona -con el arma blanca del humor que permiten los absurdos verbales, las arriesgadas metáforas y los juegos de palabras- el mundo animal desde una particular visión que, aparte de a los niños, ha hecho reír a muchos adultos que se atreven a saltar la artificiosa barrera entre los géneros.

            “El hombre con el pelo revuelto” está en la línea de los libros anteriores de Daniel Nesqueens. Digamos que es marca de la casa, pues en él se recurre a las historias surrealistas y al humor más o menos absurdo para narrar las visitas sorprendentes que el tío Fermín hace a su sobrino. El tío aparece y desaparece como un Gato de Cheshire que va contando a su sobrino historias raras, misteriosas y divertidas, con un lenguaje paradójico que amplia su vida cotidiana con otros mundos donde la imaginación es la reina de la casa. De ese personaje extravagante –y a la vez tan cercano- el niño va descubriendo la felicidad que puede transmitir todo aquello que podemos crear con las palabras y que, de hecho, es a menudo más interesante que la realidad que pisamos con los pies en el suelo. Sin pretender una moraleja, el autor nos muestra la verdad de la ficción, más auténtica si cabe cuando en la improbabilidad de lo inventado se mezcla, a gusto del consumidor, el original ingenio de lo maravilloso y el imprevisible chispazo del humor. Las magníficas ilustraciones a las que nos tiene acostumbrados Emilio Urberuaga contribuyen a llenar de color la imaginación de los lectores de todas las edades (a partir de 8 años).

(Publicado en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 19 de marzo de 2011)




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