Mi casa está donde
estoy yo
Igiaba Scego
Nórdica, 2023
En estos tiempos en los que tanto se habla de la llamada
autoficción, subgénero tan celebrado como demuestra la concesión del último Premio
Nobel a Annie Ernaux o del Princesa de Asturias de 2021 a Emmanuel Carrère, y
tan denostado que hasta estos mismos autores reniegan de la propia existencia
de tal categoría, es de agradecer que todavía algún autor se atreva a escribir
esa suerte de autobiografía ficcionada que tiende a alejar a ciertos lectores,
aquellos que buscando una novela pura y dura no quieren que le den gato por
liebre, pero también aquellos a los que les gusta acceder a la verdad verdadera
de la vida del escritor que escribe el libro que están leyendo.
El valor de adentrarse en ese terreno tan pantanoso lo ha
tenido Igiaba Scego (Roma, 1974), autora italiana que ha querido contar desde
la primera persona su propia experiencia y la de su familia como exiliados
procedentes de Somalia. En Mi casa está donde estoy yo (Nórdica, 2023.
Traducción de Blanca Gago) se sirve de un particular mapa donde va marcando los
lugares más personales de su vida en Roma -El Teatro Sistina, El obelisco de
Aksum, la Estación Termini, El Trastevere o el Estadio Olímpico-, espacios
propicios para trazar episodios de la memoria individual y colectiva: la época
del colonialismo italiano bajo la implacable bota de Mussolini, las
consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, la guerra civil somalí, las costumbres
y rituales de su país de origen o las vicisitudes de la llegada de su familia a
Italia. A partir de ahí Igiaba Scego -autora de cuentos, artículos y novelas
aún inéditas en español- relata la historia de su familia estrechamente
relacionada con los acontecimientos que les tocó vivir, lo cual le sirve al
lector para conocer de primera mano ciertos aspectos del colonialismo y de la
realidad africana que habitualmente son silenciados en la literatura
occidental. Y este es el mérito de este ensayo autobiográfico o autoficción o
novela o como lo queramos llamar, el de utilizar los mecanismos de la
“literatura del yo”, partiendo de la propia experiencia reelaborada con los
artefactos de la ficción, para mostrar un conocimiento individual que también
es colectivo. Así, haciéndose eco de la memoria personal y familiar-por
definición siempre fragmentada e imprecisa- de sus primeros veinte años de
vida, Igiaba Scego nos transmite el “caos somalí que la sacudió de niña” y los
cambios que se produjeron en Italia en el último cuarto del siglo XX,
acontecimientos que contribuirán a la construcción de esa extraña identidad
–“Soy italiana y a la vez no lo soy. Soy somalí y, a la vez, no lo soy”-,
dilema al que la autora sólo puede responder contando su propia historia, aquella
que en este libro se sustenta en el dicho musulmán según el cual “el paraíso se encuentra bajo los pies de las madres”.
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