La fiesta de las palabras
Diccionario
humorístico de un escritor
Pepe Monteserín
Editorial Trea,
2022
Los diccionarios no se leen, se
consultan. Su utilidad proviene de la necesidad de acudir a un término para
conocer su significado, resolver alguna duda sobre sus posibles acepciones o
asegurarnos de su sentido. Habitualmente se sacan de la estantería, se consulta
la palabra y se devuelven al letargo de los anaqueles, pero este Diccionario
humorístico de un escritor que ahora publica Pepe Monteserín, no sólo sirve
para echar una rápida ojeada al término que nos interese, sino más aún para
ampliar nuestra mirada sobre la -a menudo- estrecha connotación de las
palabras. Una mirada que casi siempre se convierte en risueña -o se despliega
en abierta carcajada-, haciendo honor así al adjetivo que acompaña al
diccionario, pues es precisamente ese tono humorístico, lleno de chispa e
ingenio, el que impregna todo este voluminoso libro. De esta manera, cada
entrada se convierte en una fiesta que va del significado más o menos
convencional del término -lo cual bien puede servir para una apresurada
consulta- hasta el “chiste ad hoc” -a veces gráfico-, pasando por un
breve “ejemplo culto” -extraído de algún texto literario- que de una u otra
forma hace alusión al vocablo en cuestión.
Pepe Monteserín no deja de
sorprendernos, pues, después de haber escrito una serie de obras en cierto modo
alejadas de lo que suele publicar un escritor común (entre otras, una suerte de
manual para empresarios narrado bajo la forma de un proyecto de fin de carrera
(“Mar de fondo”, su primera novela), una original propuesta de diario
argumental o divulgativo (“Bendice estos animales que vamos a recibir”), un
cuento vertical (“Casualidad”), la imposible tarea de contar la música (“Los
bolsillos de Bach”), singulares semblanzas de algunos escritores (“Con mucho
busto”) o la ascensión a las cumbres de los concejos de Asturias y las
provincias de España (“Por todo lo alto”)), nos presenta ahora estos “apuntes crepusculares
de un escritor tardío” -según afirma en la breve Introducción-, con los que el
autor praviano da cuerpo a un personal diccionario que seguramente ha estado
gestando durante años de escritura, esos en los que se ha debido familiarizar
con términos lingüísticos y literarios propios del oficio de escribir. Algunos
tan corrientes como Tilde o Diptongo y otros tan inusuales como Adónico o
Paígnion, pero todos propicios para despertar esa voz asombrada, a menudo
surrealista, que les confiere un autor tan bien dotado para descubrir la
riqueza -conceptual y lúdica- de las palabras. El esfuerzo llevado a cabo por
Monteserín se aprecia en las entradas largas -como las 16 páginas de Nobel o
las 6 de Trilogía- pero también en la capacidad de síntesis de las cortas -como
las dos líneas que dedica a Moloso o Baquio-. Desde el primer ítem (Ab ovo)
hasta el último (Zeugma), el lector -sin necesidad de realizar una consulta-
puede abrir al azar el volumen y, como una píldora feliz ingerida en el
desayuno, alegrarse el día, pues el ingenio humorístico de Monteserín
-reconocido en buena parte de su dilatada trayectoria como escritor- le
asaltará en cada entrada, igual que nos puede asaltar un letrero en un museo
que diga “Ojo, obra de arte. No tirar” (entrada Arte).
(Reseña publicada en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 19 de noviembre de 2022)
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