Henrik Ibsen
Teatro (1877-1890)
Nórdica Libros. Madrid, 2019
Para el crítico
norteamericano Harold Bloom, Henrik Ibsen (1828-1906) es comparable con
Shakespeare en que “poseyó el misterioso don del verdadero dramaturgo, [aquel] que
es capaz de prodigar a un personaje más vida de la que él mismo posee”. Seguramente
en esta apreciación del famoso crítico se encuentra una de las claves que
definen la obra del autor noruego, pues el entramado dramático, en ocasiones
trazado con sutilezas, silencios y sobreentendidos que solicitan la complicidad
de un lector –y espectador- inteligente, sólo se sostiene de manera magistral
por unos personajes que, a través de sus voces y de puntuales descripciones
físicas, reclaman para sí una presencia más vital que la que a menudo muestran los
figurantes de una obra de ficción. Así, esa suerte de condición existencial de
los personajes es la que posibilita la variedad de lecturas que suscitan los
textos, pues como acertadamente apunta en la introducción Cristina
Gómez-Baggethum –autora también de la impecable traducción-, la obra de Ibsen
ha originado tal pluralidad de interpretaciones que en ocasiones ha servido
para fines totalmente opuestos. Como muestra baste decir que la obra “Un enemigo
del pueblo” fue celebrada por grupos socialistas y anarquistas, mientras que,
unos años después, fue utilizada por los nazis como propaganda.
El volumen que nos
presenta la editorial Nórdica recopila las ocho piezas dramáticas más
relevantes de Ibsen, con el propósito de continuar publicando las cuatro
restantes que constituyen sus obras en prosa. Ordenadas cronológicamente desde
1877 a 1890, se inicia con “Los pilares de la sociedad”, donde los considerados
próceres para el progreso de la comunidad no dudan en traicionar a sus más
allegados para lograr la consecución de sus fines, de manera que al final esos
pilares se revelan incompatibles con la verdad y la libertad; en “Casa de
muñecas” se representa a través de Nora –personaje que a partir del estreno de
la obra se convirtió en un símbolo para el feminismo- a la mujer que se
emancipa de la misión que para ella tiene destinada la sociedad; “Espectros”
refleja la falsa moral de una comunidad que, ante una misma conducta, no duda
en condenar a la mujer y salvar al hombre con el propósito de defender la ley y
el orden; en la magistral “Un enemigo del pueblo” se abordan los riesgos de una
individualidad que, llevada al extremo, conduce inevitablemente a la ruina, el
ostracismo o la locura; “El pato silvestre” plantea la cuestión de si se debe
sacar a la luz la verdad o es necesario mantenerla siempre oculta para no hacer
tambalear la propia vida construida sobre esa mentira; en “La casa Rosmer” la
felicidad se sostiene en saberse libre de culpa y, ante esa imposibilidad, aceptar
que sólo en la muerte puede encontrarse el necesario sosiego; en “La Dama del
Mar” la verdadera libertad nace cuando uno es capaz de mantener la propia
voluntad de poder elegir por sí mismo; en “Hedda Gabler” asistimos a una batalla
intelectual que, en el ánimo por conseguir una privilegiada posición, conduce
al límite de la autodestrucción.
Esta primorosa edición
que se publica ahora para el lector hispanohablante, tiene el mérito de ser la
primera vez que se traduce directamente desde los textos originales noruegos,
con el aval además de contar con el beneplácito del Centro de Estudios
Ibsenianos de la Universidad de Oslo. Por ello, es una inmejorable oportunidad
para que algunos lectores, a menudo demasiado habituados a acercarse sólo a
libros de poesía o narrativa, sientan el placer estético e intelectual de leer
estas obras dramáticas, así como para las compañías de teatro que se planteen
representar en español al gran Henrik Ibsen.
(Publicada en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 30 de octubre de 2020)
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