Shaida soñaba con
una casa con las paredes firmes y altas. Una casa que tuviera un techo donde
golpeara la lluvia. Soñaba con el sonido del agua, el sordo goteo sobre los
charcos. Cerca de su campamento había un río donde chapoteaban los niños.
Dentro de la casa también había un río. Palabras que fluían de las páginas de
los libros. Sonaban en la boca de la gente que leía en voz alta. También en su
cabeza. En su cabeza que soñaba, sonaba el río de las palabras del mundo.
(Publicado en el Boletín Sáhara Bubisher en abril de 2021)
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