Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

viernes, 13 de marzo de 2020

Cuentos sobrenaturales



Historias de fantasmas de Japón
Lafcadio Hearn
Edelvives, 2019


Lafcadio Hearn (1850–1904) fue un prolífico escritor que tuvo una corta pero agitada biografía. Hijo de padre irlandés y madre griega, nació en una isla jónica, pasó la infancia en diversos lugares del Reino Unido y Francia, fue abandonado primero por su padre y luego por su madre, lo cual le llevó a vivir en su juventud en condiciones de miseria. Viajó a Estados Unidos, donde residió en Nueva York, Cincinnati y Nueva Orleans, y más tarde a la isla Martinica y a Japón, país en el que se casó con la hija de un samurái, se convirtió al budismo y obtuvo la nacionalidad japonesa adoptando el nombre de Koizumi Yakumo. A lo largo de su vida publicó numerosos artículos en diferentes periódicos y revistas, tradujo al inglés escritores franceses y españoles, escribió relatos y novelas, fue profesor en varias universidades, ejerció la crítica literaria y recopiló cuentos tradicionales de los sitios donde vivió, sobre todo de Japón, lugar que le sirvió como fuente de inspiración literaria para la creación de sus obras más significativas.
Lafcadio Hearn

Entre las producciones derivadas de su interés por la cultura, las costumbres y la literatura japonesa (Kwaidan, En el Japón espectral, Kokoro, Sombras) se publican ahora estas Historias de fantasmas de Japón (Edelvives, 2019), un volumen que muestra la fascinación que sentía Lafcadio Hearn por los cuentos sobrenaturales. Se abre con El sueño de un día de verano, un largo relato donde tienen cabida varias historias, como la que cuenta la imposibilidad de regresar junto a la amada si el hombre abre la caja lacada que ella le entrega en su marcha, o la del peligro de volver a la nada si, con la promesa del rejuvenecimiento, se bebe demasiada agua del manantial que han encontrado dos ancianos. En El niño que dibujaba gatos cobran vida los dibujos con el fin de proteger a quien los ha realizado. El comedor de sueños, encarnado en Baku, un animal fantástico que elimina a los espíritus malignos, tiene cuidado de no devorar la autodestrucción del “monstruo del ego”, pues, a pesar de revolvernos como una pesadilla, se trata del sueño más afortunado que existe. Ikiryo es el fantasma de una persona viva, un espíritu viviente que hace perder la salud a la persona que atormenta. Fragmento cuenta cómo un joven, en el arduo camino para alcanzar la cima donde está el “lugar de la visión”, debe enfrentarse al horror de encontrarse con sus “miles de millones de vidas pasadas”. En Yuki-Onna se funden el amor y la muerte en una misma presencia de perturbadora belleza. Rokuro-Kubi relata con una truculencia no exenta de humor la estremecedora historia de las cabezas cortadas de espíritus maléficos. En La historia de Ito Norisuké la pasión por un fantasma, por el espíritu de una belleza muerta hace seiscientos años, sólo es posible en la propia muerte del que anhela su amor. Historia de una mosca cuenta el regreso de un muerto en forma de una molesta mosca de gran tamaño.
Un total de once cuentos japoneses que también son universales porque nos traen ecos de mitos o leyendas occidentales como la caja de Pandora o la fuente de la eterna juventud, al mismo tiempo que nos recuerdan algunas de las historias escritas por Poe, James, Wilde o incluso Kafka.  El volumen, ilustrado con las escalofriantes, misteriosas y magníficas imágenes de Benjamin Lacombe (París, 1982), se completa con unos curiosos Juegos de Yokai y se enriquece con un interesante y esclarecedor prefacio firmado por el escritor y editor francés Francis Lacassin.


(Publicado en el suplemento Culturas de El Comercio y La Voz de Avilés. 13 de marzo de 2020)



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