Espacio líquido de creación y crítica literaria. Marcelo Matas de Álvaro

viernes, 28 de septiembre de 2012

Hipatia, hija de Teón


     Hubo en Alejandría una mujer llamada Hipatia, hija del filósofo Teón, que alcanzó tales logros en la literatura y en la ciencia que llegó a aventajar a los demás filósofos de su tiempo. Admitida en la escuela de Platón y Plotino, explicaba los principios de la filosofía a quienes la escuchaban, algunos de los cuales acudían desde grandes distancias para recibir sus enseñanzas. Gracias a la serenidad y a la desenvoltura que había adquirido con el cultivo de su espíritu, no era infrecuente verla en público en compañía de los magistrados, y jamás se sentía insegura en una asamblea de hombres, pues ella era entre todos la más estimada por su dignidad y su virtud. Pero aun así, fue víctima de las envidias políticas de aquel momento. Dadas sus frecuentes entrevistas con el prefecto Orestes, el populacho cristiano propaló la calumnia de que era ella quien impedía a Orestes la reconciliación con el obispo. Así pues, algunos de aquéllos, impelidos por un celo fanático y brutal y capitaneados por cierto lector de nombre Pedro, la aguardaron emboscados a su regreso a casa y, tras sacarla con violencia de su carruaje, la condujeron hasta la iglesia del Cesáreo, donde la desnudaron por completo y la mataron cortándole las carnes con conchas. Después de despiezar su cuerpo, llevaron sus miembros mutilados al lugar conocido como Cinarón y allí los quemaron. Este asunto atrajo el mayor oprobio, no sólo sobre Cirilo, sino también toda la Iglesia de Alejandría. Y es seguro que nada puede estar más alejado del espíritu de la cristiandad que la permisividad con este tipo de masacres, contiendas y refriegas. Todo esto sucedió durante el mes de marzo, en tiempo de Pascua, en el cuarto año del episcopado de Cirilo, en el décimo consulado de Honorio y el sexto de Teodosio.”

(Sócrates – Historia Eclesiástica)
 
 
(Cita extraía de Pedro Olalla: "Historia menor de Grecia". Ed. Acantilado. Barcelona, 2012. pág. 167)

1 comentario:

  1. Vergüenza me da conocerla a través de Amenabar, ella que tan bien representa el proceder científico, y el freno católico al mismo. Ella que tan bien representa la lucha entre la búsqueda utópica de "la verdad" y el alejamiento de ella que supone inventar respuestas. Ella que tan bien representa como pienso. El comienzo de este texto preside el pasillo de mi casa en este mini-homenaje http://laagoradesalviati.blogspot.com.es/2010/02/homenaje-hypatia-de-alejandria.html

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